Una lucha permanente

El problema de la masiva presencia haitiana en el territorio nacional rebasa un simple episodio denominado Friusa.
La envergadura de ese fenómeno no se puede reducir a una manifestación con más o menos intenciones agresivas contra los haitianos que han copado un espacio territorial llevando su disolución social, sino de algo de mucho más calado.
El asunto es que esos haitianos deben ser sometidos a la costumbre dominicana, mucho más al tomar en cuenta que su presencia gravita fuertemente en una zona neurálgica para la economía del país como lo es el turismo.
Transcurrida la manifestación, se debe decidir qué hacer con ese asentamiento de haitianos regulares e indocumentados, ante la imposibilidad de repatria de golpe a toda esa gente.
La cuestión es más allá de Friusa. Es evitar que las friusas florezcan por todo el territorio nacional con sus manifestaciones contrarias a las costumbres de los dominicanos.