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Moya Pons: Historia de 1994 a 2024

Por Frank Núñez

Colaboración/elCorreo.do

 PERSPECTIVA: Además de cronista por excelencia, un historiador es un científico que profundiza en los cambios que registran cíclicamente las sociedades sometidas a su investigación. Trabaja con el pasado, pero observa en perspectiva hacia donde se dirige el conglomerado, y por qué no, la humanidad.

A propósito de la actual correlación de fuerzas en la lucha por el poder con miras a las elecciones del próximo 19 de mayo, hemos visto cambios abismales en los 30 años que van desde el 1994 hasta este 2024, en líderes importantes que parecen haber sufrido metamorfosis en su forma de analizar realidades económicas, políticas y sociales.

Tanto ha cambiado el mundo político dominicano, que una debe estar bien alerta para no confundir afirmaciones de algunos políticos con las noticias falsas que florecen en las redes sociales. Eso nos ocurrió con el llamado del expresidente Leonel Fernández a la Junta Central Electoral (JCE) para que le prohíba a la empresa encuestadora Gallup que realice sus mediciones, que, contrario a lo que ocurrió en el pasado, ahora no le favorecen.

Recientemente se habló incluso de una posible crisis postelectoral, fenómeno político que no se produce en República Dominicana desde el 1994, del que dejó constancia el historiador Frank Moya Pons, quien sigue vivito y coleando con nosotros, por lo que le pedimos a Dios que le dé larga vida.

Moya Pons publicó hace 30 años un texto donde sostenía que el candidato presidencial del entonces poderoso Partido Revolucionario Dominicano (PRD), José Francisco Peña Gómez, había sido impedido de asumir la presidencia de la República tras las elecciones del 1994 mediante un fraude electoral.

El documento fue publicado en la desaparecida revista Rumbo, dirigida por Aníbal de Castro, el 15 de agosto del 1994 y transcrito por Juan Bolívar Díaz poco más de un año después en su libro Trauma Electoral, en el que pronosticó que ese tipo de experiencias no se volverían a repetir en la vida política nacional.

“Para que no se olvide”, titula Moya Pons su testimonio acusador al presidente Joaquín Balaguer. “El gobierno que se inaugura mañana 16 de agosto es el resultado de un fraude electoral, no de unas elecciones limpias; de un fraude comprobado, demostrado y reconocido tanto en el país como en el extranjero”, indica.

“La complicidad de sectores gubernamentales, eclesiásticos, empresariales, laborales, periodísticos y políticos en el ocultamiento de ese fraude obligaron a pactar una solución negociada a la crisis electoral”, agrega.

“Los autores de ese fraude electoral y sus cómplices se han burlado del pueblo dominicano y de la comunidad internacional violando lo pactado y ejecutando un golpe de Estado congresional en coordinación con el Poder Ejecutivo”, continúa.

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Argumenta que la “justicia y la verdad mandaban pura y simplemente la salida del poder de los ejecutores de esta trampa mayúscula. No ha ocurrido así, y mañana se instala un gobierno ilegítimo ante la mirada incrédula de la nación”.

Es preciso volver al escrito del historiador, ante argumentos de quienes se beneficiaron por décadas del fraude a Peña Gómez, y 30 años después tratan de dañar la imagen de una Junta Central Electoral (JCE) decente y transparente, muy diferente a la que fue utilizada para agredir la democracia, como lo denunciara Moya Pons.

El autor advirtió aquella vez que la “legitimidad de los gobiernos se sustenta en el consenso de los gobernados, y ese consenso se origina en la voluntad popular libremente expresada en las urnas”, por lo que el gobierno “que se inicia mañana es ilegítimo en su origen y en su constitución, y no puede reclamar una fisonomía legal respetable porque surge del fraude electoral y de la violación de un pacto político impuesto por las circunstancias”.

“Las nuevas autoridades que se juramentan mañana no deben olvidar ese detalle. Aquellos que creen que han obtenido una patente de corso para saquear el Estado en los próximos dos años deben saber que la impunidad no dura para siempre”, aunque estimaba que algunos “querrán olvidar lo que ha pasado y lograrán olvidarlo. Otros tratarán de falsificar los hechos, pero muchos seguirán recordando que el pueblo resultó burlado en las urnas el pasado 16 de mayo”.

El brillante intelectual nacido en La Vega en 1944, como fue proverbial entre los profetas bíblicos, desde Moisés hasta Juan el Bautista, denunció responsablemente y así lo dejó por escrito cual Tabla de la Ley: “La verdad es que al pueblo dominicano le han robado las pasadas elecciones con la complicidad de importantes personalidades de la vida nacional y de dirigente de la oposición vendidos al gobierno”.

Es mucha el agua pasada bajo el puente del río Camú después de la publicación del texto valiente de Moya Pons en mayo del 1994, pero se mantiene como un modelo de integridad intelectual y ciudadana, poco común en la actualidad. Recuerda la última crisis postelectoral vivida en la nación.

Creemos que las crisis postelectorales quedaron sepultadas en 1994, y quienes hoy gobiernan fueron víctimas y no victimarios de los fraudes que las provocaban. Lo que sí es evidente es que el nuevo estilo de gobernar del presidente Luis Abinader ha llevado al liderazgo opositor a la increíble petición a la JCE que le prohíba el trabajo a la empresa encuestadora que consideraba objetiva y veraz, cuando los resultados eran los de su conveniencia ¡Cosas veredes, Sancho!

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