
Colaboración/elCorreo.do
PERSPECTIVA: Observando las escenas de peledeístas, entre ellos diputados y ex altos cargos del gobierno pasado, siendo dispersados gaseados con bombas lacrimógenas de los alrededores del Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, mientras estos protestaban por el encarcelamiento de altos dirigentes de ese partido, a mi mente llegaron las desagradables escenas de aquel 24 de junio del 2019 frente al Congreso Nacional y establecer las comparaciones
La protesta de ahora fue por la detención, entre ellos, de su excandidato presidencial, Gonzalo Castillo, el exministro administrativo de la presidencia, José Ramón Peralta, el exministro de Hacienda, Donald Guerrero, entre otros.
Recordemos que en aquella ocasión varios diputados de la denominada corriente leonelista que en aquel momento formaban parte del PLD, fueron repelidos a bombazos limpios, cuando protestaban en busca de impedir que a ese hemiciclo fuera introducido un proyecto de modificación de la Constitución que habilitara al presidente Danilo Medina para intentar buscar una segunda reelección.
Irónicamente, y como cosas del karma, algunos diputados del PLD que en aquel 2019 aplaudían como focas las acciones abusivas e ilegales de la Policía en contra de sus colegas leonelistas, fueron víctimas de similares acciones, con la diferencia de que mientras en aquella ocasión (2019), los diputados exigían el respeto a la Constitución, los del pasado reclaman la liberación de los encartados en un voluminoso expediente de corrupción, que según el Ministerio Público, involucra más de 360 millones de dólares que fueron distraídos (robados) de las arcas del Estado, a través de varias instituciones y utilizándose para esos fines múltiples formas para su ejecución.
También me dio pena, lástima y vergüenza ajena, ver a ciudadanos, peledeistas de a pie dejarse usar como carne de cañón para ir a dar el pecho a reclamar la libertad de exfuncionarios del pasado gobierno, que muy probablemente en algún momento de su borrachera gubernamental, a una solicitud de ayuda, una entrevista para tratar algún tema de índole personal, ese peledesita de a pie recibiera como respuesta un «no tengo tiempo ahora».
O muy posiblemente también a los que ahora protestan nunca les recibieran una llamada telefónica o vieran la siempre humillante acción de «subirle los vidrios»; pero había que salir a defender a esos «compañeros» que están «injustamente presos».
En este asunto no pretendo ser juez, ni fiscal, pero tampoco me sumaré a la barra de la defensa, lo único que como ciudadano dominicano le pido a las autoridades judiciales encargadas, es que se respete la presunción de inocencia de los encartados, ya que, «el debido proceso es un derecho fundamental contentivo de principios y garantías que son indispensables de observar en diversos procedimientos para que se obtenga una solución sustancialmente justa, requerida siempre dentro del marco del estado social, democrático y de derecho».