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Analizan las ejecuciones policiales tras designación de Ramón Guzmán Peralta como jefe de la PN

Redacción/elCorreo.do

SANTO DOMINGO: El incremento de las muertes en supuestos «intercambios de disparos» con la Policía Nacional coincide con la llegada del mayor general Ramón Antonio Guzmán Peralta a la dirección de la institución en noviembre de 2023.

Según una crónica periodística, luego de ocho años de descensos, los fallecimientos pasaron de 68 en 2023 a 120 en 2024 y a 170 en lo que va de 2025, lo que representa un alza del 150 por ciento.

“Los registros muestran que entre 2015 y 2022 la letalidad policial disminuyó de manera continua, de 225 muertes a 60$, sostiene el cotidiano, significando que este comportamiento “se atribuye a la presión de organismos de derechos humanos, a los procesos de reforma institucional y a factores coyunturales como la pandemia, que limitó la movilidad social y redujo los operativos”.

Señala que en 2020, con el relevo de Ney Aldrin Bautista por Edward Sánchez, “las muertes bajaron de 110 a 77” y que en 2022, bajo la dirección de Eduardo Alberto Then, se alcanzó el mínimo histórico con 60 fallecidos.

Agrega que hasta 2023 las cifras se mantuvieron en niveles bajos y estables. El punto de inflexión ocurrió con la designación de Guzmán Peralta, cuando las estadísticas comenzaron a subir en escalón.

El actual director de la Policía fue nombrado por el presidente Luis Abinader mediante el decreto 557-23, que lo ascendió a mayor general y colocado al frente de la institución.

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Antes había dirigido la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett) y en 2020 integró el equipo de seguridad de la campaña de Abinader.

Refiere que ese mismo año “fue arrestado en medio de la crisis por las elecciones suspendidas, lo que lo vinculó directamente al proceso político en curso”.

Observa que la tasa dominicana de muertes atribuidas a la acción policial es de 1.5 por cada 100,000 habitantes en 2025, casi cuatro veces la registrada en Estados Unidos, donde se ubica en torno a 0.36 por 100,000.

“El contraste es significativo porque en EE. UU. vive alrededor del 15 % de la diáspora dominicana, circula un volumen muy superior de armas de fuego en manos de civiles y la criminalidad organizada es más sofisticada”, añade la publicación.

Aduce que pese a esas condiciones, el índice relativo dominicano resulta mucho más elevado, aumento de muertes que bajo la actual gestión “plantea interrogantes sobre la política de seguridad vigente”.

Los datos sugieren un mayor uso de la fuerza letal en los operativos policiales y un cambio respecto a la línea de contención de años anteriores.

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