En estos días se ha iniciado un masivo reconocimiento al establecimiento de un Estado palestino, en atención a la resolución de las Naciones Unidas de hace más de 70 años que aprobó tanto ese estatus como el Estado de Israel.
Las últimas medidas en ese sentido han sido adoptadas por el Reino Unido, Australia y Canadá, mientras decenas de naciones de todo el globo han adelantado que harán lo mismo.
Como era casi obvio, el gobierno de Benjamín Netanyahu ha adelantado que tomará represalias contra todos los países que reconozcan el Estado palestino, sin saberse a cuáles medidas se refiere.
Israel tendría que irse prácticamente contra todo el mundo, con excepción de su protector fundamental, Estados Unidos.
El establecimiento de un Estado palestino significaría un principio de normalidad de la situación de permanente beligerancia entre judíos y palestinos, cuya máxima expresión se ha verificado desde el 7 de octubre del pasado año, cuando un comando de Hamas llevó a cabo un inaceptable ataque en Israel, con un saldo de más de 1,000 muertos.
Desde entonces, las fuerzas armadas israelíes han ejecutado un exterminio contra la población palestina en la Franja de Gaza, al punto que nadie está en capacidad de ofrecer una cifra exacta de los muertos.
Israel prácticamente ha demolido todo lo que estaba en pie en ese territorio, y amenaza con anexarlo contra el rechazo mundial.
