Editorial

Un bueno intento…pero fallido

El mundo se creó unas expectativas muy auspiciosas sobre la anunciada cumbre de los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin, que finalmente tuvo lugar este pasado viernes 15 de agosto en la ciudad de Anchorage, estado de Alaska.

Los buenos deseos giraban en torno a que los mandatarios de Estados Unidos y Rusia llegaran a un punto de partida que condujera a poner fin a la guerra en Ucrania.

Sin embargo, cuando los gobernantes aparecieron en el escenario público para dirigirse al mundo, lo que dijeron pareció dejar las cosas en el mismo lugar.

Es decir, no hubo avances ni siquiera mínimos para un cese el fuego en Ucrania, lo que significa que la situación se encuentra en el punto donde estaba el viernes 15: la guerra sigue.

Aun así, lo más significativo del encuentro Trump-Putin es que rompieron el hielo de una distancia de seis años en que los gobernantes de las dos potencias nucleares no se miraban a los ojos.

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Un encuentro sin avance, pero con aparentes buenos deseos, que, al final del día significa más bombardeos, más destrucción física…y más muertos.

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