Colaboración/elCorreo.do
PERSPECTIVA: “La comunicación abierta, honesta, es el único camino que nos lleva al mundo real…Entonces comenzamos a crecer como nunca antes. Y una vez que estamos en este camino, la felicidad no puede estar lejos”. John Joseph Powell.
Con la falsa retórica de defender la democracia, la libre expresión del pensamiento, la igualdad de derechos y toda una serie cosas, los propietarios de plataformas de redes sociales, el dueño de X (antes Twitter), el magnate y multimillonario sudafricano Elon Musk y Mark Zuckerberg, dueño de Meta Platforms, matriz de Facebook, Instagram, WhatsApp, Messenger Live y Threads, tanto el uno como el otro, nos han vendido como “panacea”, que ahí y solo ahí todos somos iguales.
Y nos lo creímos…
A partir del momento que al ciudadano común se le brindó la oportunidad de que a través de una computadora o un teléfono celular creáramos perfiles en redes sociales y nos hiciéramos visibles, fue una bendición. Lo que inició como una forma fácil y amena de exponer y comunicar nuestro día a día, momentos en familia y compartir con amistades, con el tiempo se ha ido convirtiendo en perversión, prostitución, manipulación y restricción.
Intereses políticos y agenda oculta coartan la libertad de expresión.
De buenas a primeras (por ejemplo, en META), ya no puedes expresar tu desacuerdo con tal o cual situación porque inmediatamente te censuran la publicación, bajo el argumento de que “viola nuestra política, de esto y lo otro”, mientras en esa misma plataforma observas publicaciones con cosas antinaturales, y obviamente preguntas ¿y mis derechos?
De lo antinatural pasamos a lo extremadamente atrevido y ahí caemos en los hechos recientes, donde el dueño de X (antes Twitter) Mr. Elon Musk, extremista de derecha, se ha creído con la potestad de quitar y poner gobiernos en distintos países.
Al parecer en la mente de Mr. Musk, cada territorio es una colonia que debe estar gobernado por la marioneta que él elija, por ejemplo, en Argentina “gobierna” un títere y bufón de apellido Milei. Para el señor Musk, ese gobierna bien, se ha agenciado el derecho de quitarle la insignia de presidente de la República Bolivariana de Venezuela, pagada en X, a Nicolás Maduro, para probablemente ponérsela a Edmundo González, el (Guaidó 2.0).
Con Brasil no…
Alguien tenía que ponerle el bozal a este caballo desbocado, y en Brasil se encontró con el magistrado del Supremo Tribunal Federal, Alexandre De Moraes, quien el pasado viernes ordenó suspender a la red social X, propiedad del míster en cuestión, debido al incumplimiento de una orden judicial. Dicha sentencia se enmarca dentro de una investigación por la difusión de noticias falsas en la que figura el empresario sudafricano bajo la sospecha de haber cometido delitos de obstrucción a la justicia, organización criminal e incitación al crimen (algo parecido con las acusaciones al dueño de Telegram, Pável Dúrov).
La diferencia es que Dúrov fue detenido en Francia, y Mr. Musk sigue libre, campante y sonante y se atreve a llamar «perro faldero» al presidente constitucional de la República Federativa de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva, y no pasa nada.
Quisiera formar parte de administración Trump 2028
Mr. Musk no guarda las apariencias, y en días recientes se ofertó como «secretario de eficiencia», es decir, crear algo parecido en el patio RD (con Wellington Arnaud, para ponerlo en INAPA) en una administración 2024-2028 de Donald Trump. ¿Ven que nada es gratis?
Postdata: desde el punto de vista de este humilde normal, la sugerencia es que volvamos a la radio AM, mandemos al carajo las redes sociales y retornemos a lo humano.
