
Colaboración/elCorreo.do
PERSPECTIVA: «Nunca llegarás a ser un buen escritor, es mejor que se dedique a otra cosa…».
Cualquiera creería que esa expresión se la dijo Pedro a Juan o Juan a Pedro. Pero no. Fue dicha por Guillermo de Torre, presidente de la editorial Losada, nada menos que a Gabriel José García Márquez, el más grande y leído escritor latinoamericano, al devolverle el manuscrito de su primera novela, La Hojarasca.
Por fortuna, El Gabo, nuestro Gabo, no le hizo caso. El Gabo no se dejó arredrar por la opinión de quién se consideraba con la autoridad de juzgar su escritura y decirle que no llegaría a nada como escritor. El futuro Premio Nobel de Literatura sentía una vocación poderosa e irresistible por contar historias, y se dedicó a contarlas con pasión, disciplina y gracia, hasta convertirse, a contrapelo de ese señor y tal vez de otros, en uno de los escritores más admirados del mundo cuyo nombre perdurará por los siglos de los siglos.
Otro que no les hizo caso a los que siempre andan desanimando a los otros es el gran empresario turístico Frank Rainieri.
Cuando estaba tratando de construir el aeropuerto de Punta Cana no fueron uno ni dos los que dijeron que eso no funcionaría, que esa sería una inversión fallida y que Rainieri estaba mal de la cabeza. En otras palabras, que estaba loco.
El propio FranK Rainieri lo narra así: «Que te digan loco no se preocupe. Aquí hubo un periódico que tenía una columna que se llamaba cosquillita. Cuando yo dije que iba a hacer el aeropuerto en Punta Cana dijeron lo siguiente: al amigo Frank Rainieri parece que el sol de Punta Cana le está afectando la cabeza. Dizque un aeropuerto internacional en medio de la nada. Hoy es el aeropuerto más grande de todo el Caribe insular. Y si incluimos a México y Centroamérica nada más Cancún es más grande que nosotros».
Esas palabras, respaldadas por los hechos, contienen una tremenda lección, que llama a no rendirse nunca, a perseverar y a creer en uno mismo. Una lección sobre todo para los que buscan triunfar en éste mundo de hoy, lleno de oportunidades pero también muy competitivo.
Seamos como García Márquez y Frank Rainieri. Nunca les hagamos caso a los que no creen en nuestros talentos, en nuestros propósitos. El mundo está lleno de pesimistas, que no hacen más que desalentar a los que sí quieren avanzar.
Esos no hacen nada y quieren que los otros sean como ellos.
Hay que huir de ellos. Nunca rendirse. Nunca desistir. El mundo es de los que creen en sus propósitos y perseveran en el camino del triunfo.
Si García Márquez se hubiese derrumbado por esas desmotivadoras palabras y abandona su vocación de escritor no hubiese llegado a ser Premio Nobel de Literatura e ídolo de legiones de lectores. Si Frank Rainieri se hubiese dejado influir de esos que siempre andan sembrando desaliento y pesimismo hoy República Dominicana no disfrutara de ese aeropuerto, que ha sido un gran puntal para el desarrollo turístico en esa zona, con todo y lo que eso significa en términos de divisas, empleos e imagen para la República Dominicana.