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Revelan bandas haitianas se acercan a la frontera creando zozobra en la población dominicana

Redacción/elCorreo.do

SANTO DOMINGO: Una nueva amenaza haitiana para la República Dominicana acaba de anunciarse, relacionada con la aproximación a la frontera de las dos naciones, de las bandas criminales que se extienden a pueblos del Norte, Noroeste y No­reste de Haití, en ruta ha­cia la República dominica­na.

Esta situación preocupa a los habitantes de esas zo­nas haitianas y pone en alerta a las autoridades dominicanas que han to­mado medidas, con ma­yor reforzamiento militar para resguardar la par­te limítrofe.

Se atribuye la nueva amenaza a que el gourde, la moneda oficial de Haití, sigue un progresivo pro­ceso de devaluación fren­te al peso dominicano, debido a la inflación, los secuestros, la inseguri­dad, la inestabilidad polí­tica y otros males.

Un reporte de lo que sucede en esa zona es destacado en una crónica de Listín Diario, basada en testimonios de canjeadores de dinero, co­merciantes y otros secto­res haitianos, entrevista­dos en el puente fronterizo común.

“Los haitianos estamos desesperados, no sabe­mos qué hacer con los se­cuestros, delincuencia, crí­menes en las calles, falta de alimentos, no hay pa­ra dónde coger, solo pa­ra República Dominicana y hasta nos limitan la en­trada”, lamentó una comer­ciante haitiana, entrevista­da por el reportero Ricardo Santana.

Explicó que en Haití hay muchas formas de secuestros, al tiempo de lamentar que las bandas hayan ex­tendido su actuación en co­munidades cercanas a la lí­nea fronteriza.

Otro consultado al respecto, que se identificó como activista de de­rechos humanos de Fort Li­berté, afirmó que las bandas de secues­tradores tienen a los hai­tianos “en un ambiente tris­te y de gran desesperación”.

Consideró que la pandilla 400 Mawo­zo, bajo el mando de Ger­mine Joly, está en decaden­cia por los golpes que le ha dado la Policía haitiana, pe­ro que han surgido otros grupos pequeños, y con ac­tuaciones muy peligrosas.

Según haitianos, aho­ra hay grupos que se dedi­can a secuestrar conducto­res, choferes del transporte público, incluso hasta ani­males, como perros de ra­zas que tienen personas en sus casas como mascotas.

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