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¿Quién entiende a la ADP?

Por Frank Núñez

Colaboración/elCorreo.do

PERSPECTIVA: Desde antes de que se fundara la República Dominicana hasta hace pocos años, maestros y maestras fueron los modelos a imitar por las nuevas generaciones.

Después de papá y mamá, forjadores de la enseñanza hogareña, venían esas venerables figuras que daban al educando, además de la instrucción escolar, la debida formación del ciudadano comprometido con la moral, las leyes, el patriotismo y los valores esenciales para la sana convivencia social. Ocurre que la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), en los últimos años, se ha encargado de que al maestro se le vea hoy como todo lo contrario.

Al revés de lo que establecieron los maestros y profesores que formaron las pasadas generaciones de ciudadanos probos y patriotas, hoy el gremio que agrupa a los docentes propone, en el discurso y el ejemplo, un modelo de irresponsabilidad, irrespeto, vagancia, falta de compromiso social, poco interés en el avance intelectual y científico, precaria lectura, y por lo que ocurre con su presidente en Higüey, hasta actitudes delincuenciales.

Una digna representante del viejo modelo de maestra, Doña Ligia Amada Melo de Cardona, a quien nadie puede acusar de oficialista, ha definido como una imprudencia el llamado a paro hecho por la ADP, en demanda de un 25 por ciento de aumento salarial.

Todavía con el tema de su dirigente acusado de falsificación de título sin resolver, a quien la organización ha defendido a uñas y dientes, estos pseudos educadores tienen las agallas de atreverse a llamar a un paro, que como todo el mundo sabe, solo afecta a los niños más pobres, que no pueden pagar colegios privados, y a sus padres, que se economizan la atención, el desayuno y el almuerzo escolar con las escuelas abiertas.

Probablemente en la ADP se entienda que le hacen daño al gobierno del presidente Luis Abinader con sus actitudes irracionales. No se imaginan cuán equivocados están los que así piensan. A quien más daño le hace el gremio de los falsos maestros es al hoy opositor Partido de la Liberación Dominicana (PLD), porque al estar presidido por uno de sus miembros, mantiene en la conciencia ciudadana todas las diabluras que los tribunales dilucidan sobre funcionarios de su pasado gobierno.

Actitudes que se le atribuyen al PLD gobernante, las pone en práctica su directiva en la ADP desde la oposición.

La ADP ha sido puesta al desnudo por la Federación de Asociaciones de Padres y Amigos de la Escuela (Apmae), el presidente del Colegio Médico Dominicano (CMD), la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus) y las grandes mayorías que se expresan en las redes sociales.

Hace dos meses, cuando el Ministerio de Educación decidió iniciar las clases presenciales, suspendidas por la pandemia del Covid-19, los sindicalistas del magisterio llamaron a no obtemperar el llamado a las aulas.

Jaime Tolentino, presidente de la Apmae, les advirtió entonces, que la ADP podría ser llevada a los tribunales, y lamentó que la organización “sigue persistiendo con la absurda y deplorable actitud” de boicotear la labor por la que el Estado le paga un salario a sus miembros.

“Es enorme el daño que el señor Eduardo Hidalgo y el interés en que las escuelas sean cerradas”, dijo Tolentino, refiriéndose al presidente de la ADP, y puso como ejemplo que países que comparten la realidad socio-económica dominicana mantenían la “determinación” de abrir las escuelas, como resultado del consenso entre los sectores que prestan este servicio público y las autoridades encargadas de garantizar la salud pública.

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La respuesta más contundente al miserable accionar de la ADP la dio Senén Caba, presidente del Colegio Médico Dominicano (CMD), quien con la ironía y el sarcasmo que les son característicos satirizó ante los diferentes medios de comunicación la versión de que más de 10,000 educadores fueron contagiados de Covid-19 o de la influenza, según la ADP.

“Es un número verdaderamente impresionante, lo que debe preguntarse la población es si esos diez mil profesores se contagiaron dando clases o si lo hicieron en teteos”, expresó el facultativo. El “teteo” es una fiesta popular que tomó auge en medio de las restricciones provocadas por la pandemia.

Caba había dicho, desde el llamado de los dirigentes gremiales a no acudir a las clases presenciales, que los niños están más seguros en las escuelas que en las casas, al tiempo que señaló que los profesores no son médicos ni científicos para hacer recomendaciones sanitarias.

Otro cañón enfilado hacia la ADP fue el de la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus), recordándole que ya los tribunales han fallado en su contra por afectar el derecho constitucional a la enseñanza.

Ciertamente, en el año 2017, la Primera Sala de la Cámara Civil, Comercial y de Trabajo del Juzgado de Primera Instancia de Barahona, ordenó a la seccional de la ADP en esa provincia levantar en lo inmediato la suspensión de la docencia que empezó el 16 de enero de ese año.

“La ADP se ha arrogado “una función institucional que no le corresponde, al desconocer las decisiones de los órganos e instituciones que por mandato constitucional y legal están llamados a regular y adoptar las medidas que se requieran para asegurar el normal funcionamiento de la vida nacional”, indicó Finjus en un comunicado.

Decíamos aquella vez, que probablemente se ha creado un precedente en el que el Ministerio de Educación no ha tenido que defenderse ante la ADP, debido a que el gremio se ha quedado solo en una posición frente a la sociedad, que lo mira con indignación.

La Finjus señalaba que la ADP era “el único sector” que se resiste a la vuelta hacia la normalidad cuando “otros sectores de naturaleza similar lo han hecho en las actuales circunstancias, adoptando las necesarias medidas de prevención”.

Reiteramos aquí, que la dirigencia del gremio que agrupa a los “profesores” debiera someterse a un proceso de evaluación y autocrítica, debido a que el rechazo cosechado por su postura ante la población, demuestra que se ha quedado rezagado frente a las nuevas realidades que vive la sociedad en esta modernidad líquida.

Quién le iba a decir a Eugenio María de Hostos, Salomé Ureña, Ivelisse Prats de Pérez, Altagracia Bautista de Suárez, Filomena Gómez de Coba, y hoy a Doña Ligia Amada Melo de Cardona, que sus continuadores en las aulas serían como los fariseos de este tiempo. ¿Quién entiende lo de la ADP? ¿Adónde puede llegar un país donde los que cobran por educar son enemigos de la educación, y los llamados a ser ejemplo se convierten antimodelos? ¡Que Dios nos coja confesados!

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