
Colaboraión/elCorreo.do
PERSPECTIVA: DW Español, canal de televisión filial latinoamericano de la cadena internacional alemana Deutsche Welle, ha publicado el 6 de agosto de 2021 una historia sobre la construcción de la verja en la frontera dominico-haitiana preñado de manipulaciones y falacias históricas, con la pretensión de animar corrientes de opinión que obliguen al gobierno dominicano a desistir del proyecto.
El texto bajo la firma del periodista colombiano José Luis Ospina-Valencia ha sido titulado: “Haití-RD: el muro que divide familias en el Caribe”. https://www.dw.com/es/hait%C3%AD-rep%C3%BAblica-dominicana-el-muro-que-divide-familias-en-el-caribe/a-58775203.
Desde la primera frase hasta el final, este producto periodístico representa una muestra indeseable de editorialización con ropaje de subgénero explicativo o interpretativo. Al carecer de rigor investigativo, sustentarse en pobre documentación, falta de versiones contrarias y de entrevistas a habitantes de la frontera, en situ, el producto deviene en opinión velada. Un monumento gigantesco de deshonestidad a los lecto-autores de su portal, construido bajo un apagón ético.
El periodista desparrama en el discurso opiniones de dos “expertos en el tema” que favorecen su intención (descrédito al gobierno dominicano, rechazo a la cerca), pero no consigna ni una versión que las contradiga mientras se sustrae de la situación haitiana pese a que país del oeste de la isla del Caribe es un eje vital para la construcción de su “reportaje”.
Ni por asomo aborda su realidad económica, política, social y cultural. Nada de su salud, educación, grave deforestación y “monumental inseguridad”. Plantea el histórico trasiego de obreros haitianos, pero sin documentarlo ni explicarlo desde la verdad completa. Pasa por alto la complicidad de los gobiernos haitianos en todas las atrocidades, incluyendo los magnicidios, la matanza y los acuerdos para corte de caña. Mucho menos explica cómo ese país ha sido expoliado desde su nacimiento por sus políticos y países poderosos, y cómo lo han abandonado en la indigencia. Y cómo es presa de las mafias y del narcotráfico.
Sí se ocupa por relievar que los haitianos son abusados y reciben trato de esclavos en RD, y les libra de racismo.
Para un alemán incauto que lea el citado novelón, la situación de la frontera entre los dos países isleños es similar a la de las dos Alemania, que fue creada por los mismos nacionales en vista de razones ideológicas. Duraron casi tres décadas rabiosamente divididos por el gran muro de Berlín, hasta el 9 de noviembre de 1989. El intento de cruzarlo implicaba la sentencia de muerte.
Implícitamente, el mensaje que se quiere anclar es que entre Haití y RD la barda es un absurdo; lo lógico sería el “reencuentro” al estilo los alemanes. https://www.cndh.org.mx/noticia/caida-del-muro-de-berlin.
Se entiende tal ausencia en el discurso a partir de la estrategia del autor del texto de instalar en el imaginario colectivo la idea de dos familias (RD y Haití) a los que el presidente Luis Abinader, como supuesta reminiscencia del trujillismo y expresión de los nacionalistas, viene a dividir con un muro y el incentivo del racismo.
El abecé del Periodismo establece que en la construcción de una noticia deben consignarse, mínimo, versiones encontradas en iguales proporciones y con igual peso textual y semántico, si se quiere proveer un producto de calidad que permita a los públicos adoptar decisiones oportunas en su cotidianeidad y ser mejores ciudadanos.
Por simple que sea un relato, al autor jamás se le perdona que discurra despegado de toda la verdad y la contextualización (Motivaciones, causas, antecedencias, consecuencias sociales, económicas, políticas).
Sin embargo, el trabajo publicado por la DW, que intenta superar la noticia para encuadrarse en el género periodístico de segundo nivel, se agota en la jerarquización de opiniones unilaterales, mientras apela al ocultamiento o retorcimiento de datos importantes.
El autor sólo entrevista a la antropóloga dominicana Saudi García, egresada de la Universidad de Brown y miembro del foro público de defensa a la población afro In Culture Company, y al profesor haitiano en la exclusiva Universidad Javeriana, en Bogotá, filósofo Woodly Eson Luidor, que victimizan a Haití y derivan culpas a RD.
Él asegura que “toda la frontera entre Haití y RD está llena de abusos y violaciones de los derechos humanos, y los haitianos son casi siempre las víctimas”.
Y ella opina que “los gobiernos dominicanos, hasta hoy se han encargado de cultivar esa animosidad en las comunidades fronterizas, falsificando la historia, creando leyendas de una permanente amenaza”.
“…Trujillo quiso, definitivamente, dividir a ambas sociedades que, en buena parte, eran una misma familia. Para ello creo las llamadas colonias de asentamiento agrícola. Y para apropiarse de ese territorio, el Estado asesinó a miles de dominico-haitianos en la frontera”.
La cita contiene una mentira inaceptable.
Pedernales, por ejemplo, es una de las cinco provincias dominicanas de la frontera con Haití. Está ubicada en el extremo más austral del territorio dominicano. La historia real de sus colonias agrícolas en lo alto de sierra Baoruco dista mucho del argumento de la antropóloga.
La colonia fue fundada en 1927, durante el gobierno de Horacio Vásquez (1924-1930) con 32 familias procedentes fundamentalmente de Duvergé o Las Damas, provincia fronteriza Independencia, como parte del proceso de definición de la frontera. Pero antes de fecha, en la sierra ya había dominicanos con fincas en producción.
El poblamiento fue motivado por una cadena de conflictos provocados por la ocupación exponencial de parajes dominicanos hasta Barahona y quejas sobre robos de animales y productos por parte de haitianos. El río Pedernales sería la línea divisoria.
Las autoridades ofrecieron incentivos para que vivieran en la sabana Juan López (hoy Pedernales centro) donde les habían construido las primeras casitas en tejamanil y clavó. Y una de las ofertas fue la entrega de tierras para producir. Motivados por la oferta, ellas cruzaron en mulos los agrestes caminos entre los pinares de la sierra.
Así que las parcelas de las lomas del Baoruco no eran propiedades de haitianos; por tanto, el régimen tiránico de Rafael L. Trujillo no mató haitianos para apropiarse de tales tierras. La llamada “masacre del perejil” ocurriría una década más tarde, en 1937.
El régimen de Trujillo comenzaría en 1930 y se extendería hasta la noche del 30 de mayo de 1961. La obsesión del tirano por clarear la piel de los dominicanos fronterizos para distinguirlos de los haitianos le llevó en la década del 40 a seleccionar familias “blancas” de San José de las Matas, provincia Santiago, y la provincia sureña San José de Ocoa, entre otras, para mudarlas a las colonias agrícolas. Para coronar tal objetivo, a familias de colonos dominicanos originales les expropió tierras (Irena y Juancito, a padres de Clemente Pérez, testigo vivo, 98 años).
La referencia de que Trujillo quiso dividir las dos sociedades que, en buena parte, eran una sola familia, conlleva otra manipulación.
Entre los habitantes fronterizos de ambas naciones siempre ha habido interacciones comerciales (jornaleros, construcción, mercados binacionales), pero sin que los dominicanos olviden 22 años de ocupación y la sucesión de batallas hasta 1844 para construir su Independencia Nacional, ni pierdan de vista que jamás han invadido a otro país, ni olviden las acusaciones recurrentes de políticos haitianos en contra de RD para agitar pasiones y ganar adeptos.
Y eso no es una leyenda del Poder sobre un Haití invasor para sembrar en las mentes de los dominicanos a un Haití y los haitianos, enemigos, como asume la experta citada. Es la realidad real.
El texto periodístico de DW trata de desactivar la construcción de la verja perimetral y las acciones complementarias anunciadas el 27 de febrero de 2021 por el presidente Abinader para controlar los robos de vehículos, el contrabando, el narcotráfico, el caos migratorio y los crímenes. Busca que la comunidad internacional se sobreponga al derecho soberano del Estado dominicano de impulsar las políticas de resguardo de sus límites fronterizos como entienda.
E implícitamente lleva una fuerte dosis de incitación al choque entre haitianos y dominicanos al presentar a un Haití abusado y a una RD racista, que edifica una verja para aislar a los negros y dividir a las mismas familias.
Tremendo resbalón periodístico. Nada nuevo aporta a la comprensión de la realidad fronteriza.
tonypedernales@yahoo.com.ar