Panorama

Partidarios de Jovenel Moise encienden las pasiones indignados por la muerte de su líder

Redacción/elCorreo.do

CABO HAITIANO: Desde la víspera de este viernes, las barricadas comenzaron a arder por toda la ciudad de Cap-Haitien, al norte de Haití, en protesta por el asesinato del presidente Jovenel Moïse, el pasado 7 de este mes, en su residencial de esta capital.

Los manifestantes estaban indignados por el magnicidio de su líder. Pero también por la lentitud como las autoridades han avanzado para despejar todas las dudas y todo lo que se movió detrás del asesinato de un mandatario cuyas últimas jornadas en el poder fueron de muchas confrontaciones.

Una de las expresiones características de las confrontaciones en Haití no podía faltar en las protestas: el incendio.

Cientos de partidarios reclamando justicia por la muerte de Moïse, formaron barricadas por diversos puntos de la ciudad, utilizando grandes piedras e incendiando neumáticos.

A gran distancia del centro de las protestas puede observarse una gran humareda, lo que distrajo la atención al acto principal de despedida al cuerpo del malogrado gobernante.

Las personas de piel blanca eran señaladas, incluso perseguidas, por los participantes en la protesta, a las que asimilaban con la nacionalidad colombiana.

Tal fue el caso del periodista, productor y presentador del noticiario Telenoticias, Roberto Cavada, quien junto a su equipo de prensa fue hostigado por desaprensivo en esa ciudad haitiana.

Lo mismo sucedió con un equipo del noticiero de CDN, que también debió regresar al país por la falta de seguridad.

Según las autoridades, un grupo de ex soldados colombianos formaban el comando que mató a Moïse en su residencia de Puerto Príncipe, con aparente complicidad de miembros policiales haitianos.

“Colombianos vienen aquí a Haití para matar al presidente. Eso no ser bueno. Colombiano no bueno”, repetía a reporteros de la agencia Efe uno de los manifestantes, que se identificó como Billy Joseph.

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Haciendo esfuerzo para expresarse en español, Joseph continuó declarando que la ciudad “está caliente porque el presidente de nosotros está muriendo, está matao. Aunque el presidente no (era) bueno, es presidente de nosotros”.

La presencia policial consiguió rebajar la intensidad de la movilización, disgregada por toda la ciudad, aunque los agentes no llegaron disipar los partidarios de Moïse, que clamaban justicia por su asesinato y mostraban imágenes del supuesto cadáver del mandatario.

Durante la misa en memoria de Moïse, celebrada por la mañana de este viernes en la catedral, algunos grupos de personas se dedicaron a enardecer los ánimos, llamando a los presentes en el templo a salir a la calle a protestar de forma violenta.

El ambiente en el país había sido hasta el momento bastante tranquilo, a excepción de algunas manifestaciones que tuvieron lugar, precisamente, en el norte, de donde era oriundo el malogrado presiente y donde la población le tenía más aprecio.

Estaba previsto que el funeral se celebrara en la residencia de la familia de Moïse, localizada las afueras de Cap-Haitien, aunque sus más acérrimos seguidores no querían que se le diera sepultura “hasta que no estén muertos sus asesinos”.

El presidente fue asesinado a tiros en su residencia en Puerto Príncipe en la madrugada del 7 de julio, atribuido a un comando armado integrado por exmilitares colombianos que accedió a la vivienda presidencial sin hallar resistencia por parte de los guardias que deberían haber protegido la vida del gobernante.

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