La humanidad indolente en Gaza

A raíz del ataque del 7 de octubre de 2023 llevado a cabo por un comando del grupo palestino Hamas contra el territorio israelí, prácticamente la totalidad del mundo condenó ese hecho que produjo decenas de muertes, heridos y personas retenidas.
Era previsible, entendible y tolerable que Israel procurara responder ese hecho brutal castigando a los responsables mediante acciones que pudieran significar un escarmiento a los combatientes de Hamas que luchan por el reconocimiento de su territorio y la creación del Estado palestino como lo dispuso la resolución que, en 1948, estableció el derecho de judíos y palestinos a disponer de su autonomía estatal.
Sin embargo, la reacción de las Fuerzas Armadas del país hebreo ha sobrepasado los límites de la conocida proporcionalidad, llevando a cabo una acción que no ha distinguido entre combatientes y personas civiles no beligerantes.
A la fecha se cuentan casi 40,000 las personas que han muerto por los bombardeos israelíes, una parte importante de ellas niños y mujeres indefensos que caen bajo el fuego de la artillería judía sin ninguna posibilidad de escapar.
Los militares israelíes han asesinado numerosos periodistas, personal de organizaciones humanitarias como la Cruz Roja Internacional, la Media Luna Roja que opera en los países musulmanes, brigadas de voluntarios de grupos europeos y de otras partes que prestan su colaboración en la zona arrasada.
El ejército de Benjamín Netanyahu, el primer ministro de ese país, no distingue entre quienes, como las mujeres, cargan un bebé recién nacido o un combatiente que porta una ametralladora.
Han matado a las mujeres, y a los bebés, y a los ancianos, y a los trabajadores voluntarios, en fin, un exterminio de la población civil que nada tiene qu8e ver con el ataque de octubre.
En medio de esta barbarie en pleno siglo XXI, lo más triste es que el mundo se ha habituado a ver como normal el genocidio que se lleva a cabo en Gaza y pocos se asombran.
Luego de toda la devastación producida por los tanques y los aviones israelíes, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, reacciona y advierte que su administración suspenderá la entrega de bombas y proyectiles al gobierno de Netanyahu, en caso de que este cumpla su amenaza de ir contra la zona sur de Gaza, conocida como Rafa.
Es la única zona que queda en la Franja con edificaciones en pie, pues todos los demás sectores han sido reducidos a escombros, sin importar que fueran hospitales, escuelas o refugios.
Con las armas estadounidenses, los militares israelíes han dejado la Franja de Gaza convertida en una réplica de Hiroshima y Nagasaki, las dos ciudades japonesas símbolos de hasta dónde puede degradarse la condición humana.
¿Seguirá el mundo observando como algo natural el designio de una fuerza militar superior de aniquilar todo vestigio humano en un territorio que la mayor parte del tiempo fue cárcel y ahora es cementerio? Ese no es el mundo por el cual ha luchado tanta gente a lo largo de siglos.