Redacción/elCorreo.do
SANTO DOMINGO: Falleció este sábado, luego de luchar contra una difícil enfermedad, Aníbal López, quien alcanzó el rango de capitán de Fragata de la Armada, tras descartarse como parte del cuerpo de “hombres rana” en la guerra de abril de 1965.
López estaba ingresado desde hace un tiempo en el Hospital Central de las Fuerzas Armadas, donde permaneció en cuidados intensivos hasta su fallecimiento.
Fue el ayudante más próximo al coronel Manuel Ramón Montes Arache, ministro delas Fuerzas Armadas en el gobierno del coronel Francisco Alberto Caamaño, con quien lideró primero la parte constitucionalista de la g uerra de abril, y luego la defensa de la soberanía nacional tras la invasión de los Estados Unidos.
Ingresó muy joven a la entonces Marina de Guerra, y como muchos de los oficiales y soldados que lucharon contra la invasión, fue pasado a retiro.
Posteriormente, el presidente Leonel Fernández lo reintegró junto a decenas de miembros de las Fuerzas Armadas con la intención de reconocerles sus rangos, quienes de inmediato fueron pasados a retiro.
Sin embargo, López no figuró en la lista de retirados, razón por la cual se mantuvo en la Marina (Armada) donde alcanzó el rango de capitán de Fragata o teniente coronel.
Estuvo en varios de los principales combates librados en la guerra civil y posteriormente contra los invasores estadounidenses, uno de los cuales se desarrolló el 18 de diciembre de 1965 en el hotel Matum, de Santiago.
Dicho combate se produjo cuando el alto mando constitucionalista estaba reunido en aquel establecimiento, luego de rendir homenaje al coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez en el cementerio de Santiago.
Un contingente compuesto por miembros del Ejército de Estados Unidos y militares dominicanos atacó el hotel, librándose un enfrentamiento que produjo varios muertos de ambos bandos, entre ellos el coronel Juan Miguel Lora Fernández.
Aníbal López logró neutralizar con una granada un tanque estadounidense que avanzaba hacia los combatientes dominicanos, acción que luego fue reconocida como la más intrépida, ya que de haber continuado el tanque probablemente habría producido bajas significativas en el mando constitucionalista.
