Colaboración/elCorreo.do
PERSPECTIVA: De lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso. Napoleón Bonaparte.
Sin lugar a dudas que en su obsesivo propósito de asaltar el poder en la República Bolivariana de Venezuela, la oposición que encabeza María Corina Machado, su títere del momento Edmundo González Urrutia, y demás compinches, lo menos importante y relevante es la verdad, puesto que en su accionar han hecho de las mentiras, fábulas e inventos sus acompañantes predilectos y para expandir dicha prácticas siempre han contado con el apoyo de la poderosa y desacreditada maquinaria mediática estadounidense, europea y de la extrema derecha latinoamericana.
El más reciente episodio de mentiras y montajes mediáticos de ese conglomerado opositor venezolano ocurrió el jueves, con la supuesta detención de Machado por miembros de la seguridad del Estado de ese país, momentos después de esta reaparecer en una concentración opositora, como por arte de magia en breves minutos dicha DESINFORMACIÓN se esparció por todo el mundo, dándola como válida.
El mismo excandidato presidencial González Urrutia publicó y denunció la supuesta detención y “exigía” su inmediata liberación, pues sucedió la “magia”, pocos instantes después, la misma “detenida” grabó un video diciendo que a ella la persiguieron y que en la “confusión” se le cayó una carterita, pero estaba libre y salva, es decir, toda una desquiciada falsedad.
Lo primero que llega a la cabeza que el propósito de esa ruin jugada era el de buscar el golpe de efecto para el viernes 10 de enero, fecha señalada para la juramentación de Nicolás Maduro como presidente reelecto—como realmente produjo—a continuar ocupando el solio presidencial en el Palacio de Miraflores, en Caracas, y con la reiterada afirmación mediática de Urrutia de que era él quien sería juramentado y asumiría como el nuevo presidente de ese país.
Aunque para ser sincero no nos extrañaría que González Urrutia sea “juramentado” como tal en el patio de una embajada de algún país (fuera de Venezuela), pues para muestra de la mentalidad ridícula y absurda de esa oposición, tenemos como referencia reciente a Juan Guaidó, quien en su subconsciente imaginario era el presidente encargado, pero jamás pisó el palacio de Miraflores.
