En la recta final

La campaña hacia las elecciones del 19 de mayo está en lo que podemos llamar “la recta final”, es decir, los días cruciales en los que las distintas candidaturas se juegan su destino.
Muchos han elogiado el tipo de campaña que hemos presenciado, no porque haya sido rica en proposiciones, sino porque ha sido relativamente tranquila en términos de incidentes violentos.
Esta parte es altamente positiva, pues en el pasado fueron frecuentes los enfrentamientos entre partidarios de las diversas candidaturas, muchas veces con saldos fatales, con la agravante de que las víctimas de esos hechos casi siempre quedaron castigo para los autores.
Es decir, que en ese aspecto, la República Dominicana ha dado un salto positivo en materia de lucha por el poder.
Se ha logrado insertar el país en las nuevas formas de desarrollar campañas electorales, que han pasado de grandes movilizaciones, muchas veces inútiles, a llevar el proselitismo por otros senderos, como los medios de comunicación y las redes sociales.
Sin embargo, lo que todavía nos falta—y eso depende del electorado—es que el votante se incline más a ejercer el sufragio a partir del análisis de las ideas, propuestas y proyectos de los candidatos, y no por dádivas.
Es lo que se define como “clientelismo”, una forma de atraer simpatías por medios donde el razonamiento del elector queda anulado y se mueve por cuestiones materiales generalmente de muy corto plazo.
Ese llamado clientelismo se considera una lacra que atenta contra la calidad de la democracia, y en muchos países se ha peleado contra este con resultados alentadores.
Pero en sociedades donde las carencias materiales son enormes, una masa de votantes se mueve precisamente motivada por ese mecanismo de solución de las necesidades de un día o de una semana.
En nuestros países falta mucho para derrotar esa forma de hacer política, pues muchas veces esta viene normada por la conducta del elector.
Cuando estos aprendan a definir sus intereses colectivos a partir de políticas públicas de largo alcance, entonces los dirigentes y candidatos se preocuparán por conquistarles con promesas reales.
En cuanto a la campaña que llega a su término, lo más relevante ha sido la inauguración del debate presidencial que deberá marcar la tendencia en los próximos procesos, y la relativa tranquilidad del proceso. Y eso es bastante saludable.