
Colaboración/elCorreo.do
PERSPECTIVA: “Hago más caso del testimonio de mi conciencia, que de todos los juicios que los hombres hagan de mí”. Marco Tulio Cicerón; político, filósofo, escritor y orador romano.
Tristemente, vivimos en un mundo en el cual vale más la presunción que lo tangible, donde se invierte aquello de que todo acusado es inocente hasta que se demuestre lo contrario; donde el disentir te hace sujeto de sospechas; donde si osas externar un juicio de valor diferente al de los JEFES, te llaman INDISCIPLINADO, o el chantaje aquel de “este se vendío”, donde no se tiene derecho a tener derechos constitucionales más que el que los demás entiendan que tienes.
Por ejemplo: en los partidos políticos de la República Dominicana (en todos), se ha hecho NORMAL el violentar el derecho de “elegir y ser elegible” de sus miembros, la práctica común es la de bajo ARENGAS, promesas de APOYO y unidad, estimular y promover a ciudadanos para que aspiren a cargos de elección popular. Esa situación es más dada a ocurrir en los partidos de oposición, bajo el entendido de que lo que más les conviene es tener gente activa en las calles, generando simpatías y adhesiones (hasta ahí todo va bien para quien es estimulado y los intereses de esa organización política).
Transfuguismo y amiguismo hacen acto de presencia. Cuando las cosas se ponen feas para aquellos “aspirantes estimulados”, es cuando se acerca el proceso electoral donde se celebran primarias internas, «encuestas» y/o aclamación, y como tal unos ganan y otros pierden, aquel que entiende que no perdió si no que lo “engañaron”, entiende que no tiene espacio (candidatura) en su partido original y como mejor vía política cree que en otro partido (ahí es la vuelta), de buenas a primeras cambian de color y siglas partidarias.
Y (adivinen), esas siglas partidarias lo reciben con los brazos abiertos y más aún, le regalan la candidatura (a lo que sea), sin importar que ese espacio ya esté siendo ocupado (proclamación oficial), por uno de aquellos dirigentes partidarios que previamente habían sido ESTIMULADOS a que aspiraran, simplemente les dicen “COMPAÑERO/A RENUNCIE Y DEJE ESO”, y si continúa con eso no va a contar con el apoyo del PARTIDO, porque esto viene de ALLÁ ARRIBA, es decir: los de abajo somos insignificantes.
Razono y me pregunto: en un país donde los partidos políticos no respetan el derecho de elegir y ser elegible, y donde se hace lo que “CONVENGA AL PARTIDO”, bajo el alegato de que las candidaturas no son personales, entonces, ¿no sería más adecuado que en la boleta electoral los partidos inscriban sus siglas y no lleven a nadie como candidato, o en su defecto hagan una rifa y el que se saque el boleto es el agraciado?
Para concluir con este escrito me voy a sustentar en otra frase de Cicerón: “Como nada es más hermoso que conocer la verdad, nada es más vergonzoso que aprobar la mentira y tomarla por verdad”.
Dios y mi conciencia saben que nada de lo que he relatado aquí es fábula o mentira, y lamentablemente en la política del patio en vez de ir evolucionando para mejor, vamos en total INVOLUCIÓN, al tiempo de los primates.