El retorno de la barbarie

Colaboración/elCorreo.do
PERSPECTIVA: La salida de las tropas norteamericanas de Afganistán y el regreso de los talibanes al poder fue, como se sabe, el producto de unas negociaciones, que empezaron en 2018, siendo Donald Trump presidente, y seguidas al pie de la letra por el presidente Joe Biden.
Aun así, el asombro mundial ha sido total. Era difícil imaginarse meses atrás esa retirada, y mucho menos que el vacío dejado por ella sería llenado por los talibanes.
¿Qué pudo llevar a Estados Unidos a salir de Afganistán?
El presidente Biden argumentó que EU lleva 20 años gastando miles de millones de dólares y poniendo los muertos, y que ya no les era beneficioso seguir en ese camino. También, en reconocimiento a que se van sin dejar una sociedad democrática al estilo occidental, dijo que no fueron a Afganistán para llevar la democracia, sino para aniquilar a Al Qaeda y al terrorismo. Y que esos objetivos fueron logrados.
Puede que sea así y puede que no. En política exterior siempre hay cosas que se ven y cosas ocultas que se descubren con el paso del tiempo.
De todas maneras, lo que quedó claro es que hoy la prioridad norteamericana en Afganistán no es la misma que en 2001. Ya no se trata de una guerra contra el terrorismo. Ahora, frente a una China convertida en una gran potencia económica y a una Rusia cada vez más influyente en el ajedrez mundial, hay asuntos económicos y geopolíticos más prioritarios que la lucha contra el terrorismo.
En su política exterior los gringos no se guían por pruritos morales. Para ellos no hay gobiernos buenos y malos. Lo que hay son aliados y adversarios, intereses y circunstancias, y éstas son las que indican si se debe seguir en una guerra o retirarse.
Los talibanes en 2001 eran la representación de Satanás en la tierra. Hoy, al parecer, no lo son tanto para los gringos, aunque para millones de personas siguen siendo los mismos fundamentalistas.
Los gringos se retiraron, no de manera organizada, y lo hicieron sin importarles el regreso de los talibanes al poder, de donde los sacaron en 2001 cuando invadieron el país tras los ataques a las torres gemelas.
No estoy refiriéndome a si la decisión fue buena o mala desde el punto de vista moral. La geopolítica de un imperio no se trata de eso. Sí creo que pudieron y debieron hacerlo cuidando a sus aliados y cuidando incluso mejor su imagen. Esa imagen de un imperio en huida, y abandonando a sus aliados, en nada los beneficia. Muchas veces importa tanto o más el cómo hacer las cosas que las cosas mismas.
Un día tenían que marcharse. Ninguna ocupación es eterna. Ahora bien, al margen de los motivos para retirarse, lo que le espera a Afganistán no es nada bueno. Es verdaderamente tétrico su futuro.
Espanta pensar que ese legendario país volverá a ser gobernado por una horda de ultra fanáticos a la mejor manera de como lo hicieron cuando fueron poder. Indigna pensar que las mujeres volverán a ser regidas por leyes malinterpretadas del Corán.
El futuro es negro. Y con la agravante de que ahora los talibanes saben que los norteamericanos no volverán por ellos. Ellos deben estar sintiendo sus manos libres para hacer y deshacer, y lo que harán no es nada bueno.
A los norteamericanos no les importó dejar a sus aliados afganos a merced de los salvajes talibanes. A la comunidad internacional tampoco. Parecería como que a nadie le importa lo que pueda pasar.
¿El triunfo del talibán es una derrota para Estados Unidos? Tal vez no sea una derrota militar como en Vietnam, pero sin duda es una derrota política y moral. Veinte años de una ocupación que no pudo dejar un país medianamente organizado, ni aniquilar a los talibanes, cuestiona seriamente el papel pretendido de Estados Unidos como líder de Occidente.
¿Volverá Afganistán a ser una base de células terroristas? ¿Volverán los abusos contra las mujeres? Hay dudas, temores e incertidumbres. Una historia tan oscura, de ultrafanatismo, de horribles crímenes, de aniquilar como ser humano a la mujer, no se borra así por así. Con esos fundamentalistas nada está garantizado.
Pero más de si es o no es una derrota para Estados Unidos, el triunfo de los talibanes es una derrota para la humanidad. Es el triunfo de la barbarie, del oscurantismo. Es la derrota de la civilización. Yo me siento derrotado.