
Colaboración/elCorreo.do
PERSPECTIVA: Con motivo de la conmemoración del día del patricio Juan Pablo Duarte el pasado 26 de enero el ministro de Educación, doctor Roberto Fulcar, proclamó que ningún estudiante obtendrá su certificado de bachiller sin saber las letras del Himno Nacional, lo que provocó el escozor entre sectores que restan valor a la veneración de los símbolos patrios por parte de las nuevas generaciones de dominicanos.
Entre las reacciones más radicales ante el planteamiento del funcionario estuvo la de la periodista militante del feminismo Dunia De Wint, quien definió el Himno a la Patria como “un atraso de canción”, en tanto que calificó la postura de Fulcar como un “nacionalismo arcaico” que le hacía entender “por qué es que no avanzamos. Que sepan ese atraso de canción y que no sepan ni sumar, geografía historia y literatura, etc.”, posteó en su cuenta de Twitter.
La feminista De Wint se preguntaba: “¿En serio? ¿Dónde quedó la formación en cada materia que es más importante que un himno propio de nacionalismos? El civismo, inteligencia emocional, investigación científica.., por qué mejor no inculcamos eso”.
El rechazo de la señora Dunia al planteamiento del ministro no es solitario, aunque fue la comunicadora quien se atrevió a exponerlo, con un irrespeto de antología. Tras leer la reacción en las redes sociales buscamos las declaraciones de Fulcar y en ninguna de sus palabras dice que hay que abandonar las materias fundamentales del bachillerato para dedicarse a conocer lo que la feminista llama “atraso de canción”.
El desprecio a lo nacional ha estado en las agendas del más radical del capitalismo globalizado desde que se produjo el desplome del llamado socialismo de la Europa Oriental, trayendo el fin de la Guerra Fría, la Era Postmoderna, el mundo “sin valores” que describe el psiquiatra español Enrique Rojas Montes, en su extraordinario ensayo El hombre light.
Las entidades que defienden la identidad nacional, las costumbres dominicanas y los símbolos patrios del país deberán entender que hay todo un programa destinado a sepultar esos valores. Quienes fundaron la República Dominicana colocaron a Dios en su lema, además de la cita de los evangelios que reza: “y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”, mientras los colores azul y rojo de la bandera están cruzados por el símbolo de la redención de los que creen en Jesús, el Salvador.
No es extraño que el feminismo radical, los grupos LGTB y todo el movimiento que a nivel mundial apuesta por la eliminación de los valores nacionales, desprecien un Himno como el que ha llenado de orgullo a los dominicanos en los momentos más cruciales de su agitada vida republicana.
Muchos de los que respondieron a la crítica de Dunia al ministro Fulcar se preguntaban ¿en qué afectaba la enseñanza de las asignaturas correspondientes al bachillerato que los estudiantes aprendan el Himno Nacional? Entendemos que el conocimiento de esas letras debiera ser obligatorio no solo para los bachilleres sino para todo el que posea la nacionalidad dominicana.
Para no dejar dudas sobre sus posiciones frente a los símbolos patrios y las creencias religiosas que profesan muchos dominicanos, De Wint publicó días después un mensaje en el que dice que la Biblia “es un libelo lleno de falacias, donde a la mujer la ponen en un nivel menos que nada. Violento y lleno de fantasías”.
Hay ataques que unifican
Probablemente los ataques dirigidos de manera combinada a los símbolos patrios y a las creencias religiosas de los dominicanos terminen unificando a quienes militan en el nacionalismo y los que se identifican con diferentes credos que se fundamentan en la Biblia. Víctor Baret, un pastor y profesor evangélico de la Iglesia Bíblica Cristiana en La Romana acaba de publicar un ensayo titulado “Conociendo, descifrando y protegiendo nuestros símbolos patrios”, en el que destaca la hermandad histórica entre la fe cristiana y la nacionalidad criolla.
De la misma manera que cita al predicador Ezequiel Molina cuando exhorta a los dominicanos a no permitir “que desparezcan tus símbolos patrios” porque “son tu libertad y tu identidad, el día que desaparezcan los símbolos patrios habremos caído en la esclavitud, habremos caído en lo más profundo del hoyo del infierno; debemos mantener en alto los valores bíblicos con que fue fundada la República Dominicana”.
El libro de Baret recoge expresiones del nacionalismo liberal, representado en Juan Bosch, quien planteó: “Si para nosotros no hay nada tan admirable, hermoso y grande como el hombre; nada puede ser tan admirable, hermoso y grande que el pueblo dominicano”.
En tanto que del nacionalista conservador Joaquín Balaguer reseña: “La patria que fundó Duarte ha pasado por largos y dolorosos períodos a través de los años de su fundación. No solo en el 1822, sino también en el 1861, 1916 y 1965. Su paz ha sido perturbada y su progreso entorpecido por estériles odios fratricidas y ásperas disensiones internas. Muchas humillaciones han hollado botas extranjeras el suelo dominicano. Al margen de una democracia sus propios hijos han dado la espalda a los ideales de su fundador”.
Como se ve, en el Mes de la Patria, creyentes y nacionalistas se manifiestan en contra de quienes luchan por derribar los cimientos morales que sustentan la familia dominicana, una batalla que va para largo y que cada día se tornará más encarnizada. Las abiertas expresiones de desprecio a nuestro glorioso Himno Nacional son apenas una clarinada de lo que se avecina en contra de la identidad y todos los valores de la dominicanidad.