Farid KuryPerspectiva

El drama cubano

Por Farid Kury

Colaboración/elCorreo.do

PERSPECTIVA: El pasado 11 de julio amanecimos con que en Cuba  se estaban escenificando masivas protestas. Miles de cubanos en todo el territorio nacional salieron a las calles a pedir libertad y pan.

La respuesta del presidente Miguel Días Canel fue nada creativa. Fue la de siempre, la clásica: acusar a los manifestantes de ser contrarrevolucionarios y agentes del imperialismo.

Ese hombre parecía un robot repitiendo lo que Fidel decía en situaciones similares. A Fidel le podía lucir, y le lucía. Eran los tiempos de la Guerra Fría, en  la que el imperio estaba empeñado en evitar nuevas Cuba en el continente. Eran los tiempos de las palabras altisonantes y de las descalificaciones.

Pero usar ese lenguaje hoy causa burlas, y prueba que no tiene idea, o no la quiere tener, de lo que está pasando en su país.

El cubano es un régimen muy asfixiante, pese a los avances en materia de derechos humanos en el mundo. Y a  eso se suma una crisis económica que tiene a los cubanos con el grito al cielo. Nacer en Cuba es condenarse a vivir en la pobreza. La cubana es una sociedad sin sueños personales, sin esperanza, condenada a lo mismo.

Una vez un cubano me dijo «en Cuba supuetamente me dieron de todo, pero no tenía nada. En RD no me dieron nada, pero tengo de todo. Vine sin nada, y ahora tengo negocio, vehículo, apartamento y ahorros. Mi meta es seguir  trabajando, progresando y soñanado. En Cuba ni soñar podemos».

Lo peor que le puede pasar a un individuo o a una  nación es perder la capacidad de soñar. Cuba está petrificada. No crece ni genera esperanzas. Lo que hay en Cuba es una igualdad en la pobreza. No hay una clase media, ni alta. Lo que hay es una clase pobre, y cada vez más pobre. Bueno, también  hay una privilegiada  cúpula política y militar.

Antes, esa realidad se quedaba escondida. El régimen no permitía la difusión de nada incómodo. Hoy las redes sociales conspiran contra los regímenes cerrados como el cubano. Nada se queda ya eescondido.

Antes todo se justificaba con el argumento de que una dictadura de izquierda era diferente a una de derecha. Nos decían, y muchos creímos todos esos disparates, que la dictadura de izquierda beneficia a los pobres y por tanto se justifica cualquier crimen o represión.

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Pero no. Las dictaduras son dictaduras, no importa si son de derecha o si son  de izquierda.

Muchos amigos y compañeros asumen la descalificación y la agresividad en la defensa del régimen cubano. Pero en verdad no se trata solo de defender al régimen cubano, sino de defenderse ellos mismos. De reafirmar su desgastada ideología. Crecieron creyendo en la ideología  socialista y de repente se topan con  la realidad tozuda de que esa ideología ha fracasado, y entonces se sienten desnudados. Ven  en ese fracaso sus fracasos. Sienten que su pensamiento, ideología y hasta  personalidad se han ido con el socialismo. Sienten su alma desnudada y les cuesta aceptar lo nuevo.

El fracaso del socialismo soviético fue un golpe muy fuerte para esas almas. Era como el fin de un sueño. Pero en aquella aoportunidad se encontró una solución a ese vacío de existencia . Se despacharon acusando a Migail Gorbachov de revisionista, y además siempre se tuvo la esperanza de que no pasaría lo mismo en Cuba y con Fidel. Se derrumbó la URSS pero quedaba Cuba erguida, y eso les daba justificación a sus ideología.

Pero ver hoy a Cuba envuelta en un proceso de protestas masivas que anuncia el comienzo del fin de una Era, ha generado en muchos un vacío, un dolor en el alma, que los lleva, como en los tiempos aquellos, a recurrir a las descalificaciones    más violentas y ridículas.

En Cuba se advierte un nuevo renacer. Se advierte una disminución del miedo y de la autoridad del régimen. No es que el régimen está a punto de caer. No. Pero se está generalizando la idea de que debe haber un cambio. La contrarevolución  desde el poder tiene poco margen de maniobras. Por mucho tiempo, la Cuba socialista tuvo de su lado la narrativa, los sueños y la poesía. Todo eso hoy está en su contra. Y así nadie sobrevive.

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