Farid KuryPerspectiva

El doble juego de la DEA

Por Farid Kury

Colaboración/elCorreo.do

PERSPECTIVA: En la alta política las cosas raras veces ocurren al azar. Cuando la DEA viene a un país a llevarse un narco se debe chequear las diferentes ariscas. Porque por lo general no se trata solo de llevarse al narcotraficante y ya. No. Se trata también de influir en el proceso político del país en cuestión.

Los gobiernos norteamericanos tienen diferentes mecanismos para incidir en los acontecimientos, por no decir determinarlos. La DEA es uno de ellos. Les sirve, entre otras cosas, para mantener a los gobiernos temerosos, chantajeados  y alineados. Ningún gobierno en Latinoamérica quisiera que la DEA, es decir, el gobierno norteamericano, lo vincule a sectores del narco, ni que lo acuse de ser benigno con ellos.

Cuando la DEA vino a la República Dominicana a llevarse a César, «el Abusador», lo hizo para darle un golpe al PLD e influir en el proceso electoral a favor del PRM. No porque el PLD tuviera  o no vínculos con César, sino porque  sabían que eso afectaría al PLD.

Recordemos que se trataba de Trump y Pompeo, ambos opuestos no solo a una posible reelección del presidente Danilo Medina, sino a la continuidad misma del PLD en el gobierno.

La jugada era doble y buena. Se llevan a el Abusador, quien tenía cuentas pendientes con ellos, y de paso contribuyen a debilitar la imagen del PLD.

La DEA está de nuevo aquí y sabemos que no está actuando inocentemente. Claramente, no se trata solo de accionar contra el narco. Se trata también de  accionar políticamente, a modo de advertencia al gobierno y al PRM, como lo hizo antes con el PLD y su gobierno.

El presidente Abinader y el PRM construyeron buenos vínculos en el gobierno de Trump que los ayudaron a ganar. Era claro que EU no quería un quinto período gubernamental consecutivo del PLD. La agenda de Trump era contraria al PLD y favorable al PRM.

Dentro de esa política se inscribe la famosa llamada de Pompeo, que ellos se encargaron de que se supiera que se hizo y con que fin. También el operativo contra César.

Pero en enero de este año en los EU hubo un cambio de gobierno.  Ahora es el partido demócrata y Joe Biden los que están gobernando, y obviamente el PRM no tiene buenos vínculos en ese gobierno.

El PRD de Peña Gómez desarrolló fuertes y estrechos vínculos con los sectores liberales y democráticos norteamericanos. Pero el PRM de Luis, enfocado en Trump y Pompeo, se descuidó del Partido Demócrata.

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El cambio de gobierno trajo nuevas señales. Hay nuevos lanzamientos. Nueva política.

Es vox populi que el PRM llenó sus boletas de personas con exagerados recursos económicos, muchos conseguidos en actividades ilícitas. Si eso es sabido aquí, imagínense en la DEA. En esa agencia todo es bien sabido y documentado. Solo que ellos saben cuando deben reservar las fichas y cuando deben usarlas.

Al parecer en las esferas norteamericanas hay disgustos con algunas acciones  del gobierno. Pero también con el PRM como institución partidaria. Y han querido enviarle una señal de ese disgusto.

Ahora bien, al margen del contexto geopolítico en que se produce la embestida de la DEA contra legisladores y personas ligadas al PRM, la verdad es que se trata de un golpe internacional a la imagen del país y del Congreso Nacional dominicano. Estamos siendo proyectados no solo como un país productor de narcos, sino también donde los legisladores, en su mayoría, o son narcos o han recibido financiamiento del narco.

Ocurre, sin embargo, que la mayoría de nuestros legisladores no son eso. Pero el descrédito, de una manera u otra, les cae a todos. Las acciones deshonestas de varios legisladores están dañando al Congreso como institución.

El Congreso Nacional, al menos en la teoría de la división de los poderes, es el primer poder del Estado. Cuando se deteriora la imagen de ese estamento, se deteriora la imagen del Estado, pero también se deteriora, y con más profundidad, la imagen de la clase política.

La clase política debe abocarse a recuperar esa imagen. No será fácil. Lo sé. Es mucho el lodo esparcido. Es mucho el fango en el que han nadado  muchos legisladores. Pero hay que atreverse y sanear el Congreso.

El desafío está lanzado. La clase política, y especialmente el PRM, tienen el reto de no seguir postulando  narcos en sus boletas.

Es hora de actuar no sólo en los discursos, sino en los hechos. Los discursos se componen de palabras, gestos y hechos. El narco, insertado en los partidos, y produciendo competencias desiguales, les ha dañado las carreras políticas a muchos políticos de buena formación. Es hora de cerrarle las puertas de los partidos al narco y a sus financiamientos, que distorsiona la marcha normal de esa actividad y lo daña todo. Es el primer paso que debemos dar si en verdad queremos recuperar la imagen del Congreso Nacional y de los partidos políticos.

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