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¿Derivará la guerra ruso-ucraniana en la Tercera Guerra Mundial?

Análisis/elCorreo.do

SANTO DOMINGO: Fue la madrugada del 24 de febrero de 2022, cuando el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ordenó el inicio de la invasión de Ucrania, acción que un año después los expertos en asuntos bélicos la consideran una “guerra híbrida” de alcance global.

Justo horas antes de llegar a los 12 meses de hostilidades, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, se presentó sorpresivamente en la capital ucraniana, Kiev, para reunirse con su par Volodímir Oleksándrovich Zelenski.

La visita relámpago del mandatario estadounidense se produjo rodeada de extremas medidas de seguridad, la que concluyó con el anuncio de la entrega de US$500 millones más de ayuda militar al gobierno ucraniano.

El “intempestivo” viaje de Biden fue interpretado también como una evidencia del apoyo directo de Estados Unidos a Ucrania, “en un conflicto cuyas consecuencias directa o indirectamente se sienten en buena parte del mundo”.

Los analistas refieren que una III Guerra Mundial, contrario a las anteriores dos, “se ha concentrado geográficamente en la zona del Dombás y Kiev, pero sus efectos, un año después, quebrantan la economía mundial y en especial a los países de Europa”.

Agregan que el conflicto, además, “erosiona la confianza en la ONU y otras instancias internacionales”, al tiempo de avanzar en la reconfiguración de un nuevo poder geopolítico con Estados Unidos y China.

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“Los ataques aéreos y el desplazamiento de fuerzas hacia territorios enemigos, han sido sustituidos por la aplicación discrecional de sanciones personales y económicas”, manifiestan.

Manifiestan que, hasta ahora, sólo se ha ejecutado el mecanismo de castigo de Estados Unidos y la Unión Europea a países fuera de sus órbitas, citándose a Irak, Libia, Siria, Yemen, Venezuela, Cuba y Nicaragua, entre otros.

De esta manera se confirma que las sanciones económicas y sus efectos colaterales “también constituyen un arma de destrucción masiva” o como dice el ministro español Josep Borrell: “un veneno con efecto lento”.

Por otro lado, según cálculos, las consecuencias de las sanciones económicas recíprocas aplicadas por las partes del conflicto, se han hecho sentir en el continente europeo, pero de manera principal en Alemania y Reino Unido.

La asistencia militar, financiera y humanitaria de la Unión Europea asciende a los US$55,000 millones, mientras los compromisos de Estados Unidos superan los US$51,000 millones.

Dos años antes de la guerra, la revista Forbes calculó en noviembre de 2020 que el gasto de Rusia en la guerra ha sido de alrededor US$82,000 millones, incluyendo US$4,000 millones en misiles, US$6,600 millones en artillería, US$20,800 millones en equipos y US$15,600 millones en salarios”.

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