Farid KuryPerspectiva

Democracia, intolerancia y violencia

Por Farid Kury

Colaboración/elcorreo.do

Santo Domingo:Democracia es tolerancia, decimos todos. Resulta, sin embargo, que todos somos intolerantes.

Desde el ciudadano más simple hasta el más encumbrado, desde el más estudioso hasta el menos estudioso, nos ha dado con ser intolerantes.

Es intolerante el pastor, el profesor, el periodista, el médico, el cura, el político, el gobernante, el padre, el esposo. Todos.

Somos demócratas en las palabras e intolerantes en los hechos.

Esta es una sociedad de intolerantes. Todo el mundo se molesta cuando se opina diferente a ellos. No aceptamos el derecho a la opinión propia.

En el absolutismo, cuando los reyes, por derecho divino, eran ley, batuta y constitución, no había democracia, ni tolerancia ni participación.

Pero el absolutismo feudal fue sustituido por la democracia liberal, que implicó la sustitución de los reyes por los sistemas presidencialistas o parlamentarios, en los que en ambos casos, y en diferentes modalidades, la ciudadanía participa en la elección de los presidentes o de los parlamentarios.

Pero aquí en la querida Dominicana hay personas que creen que seguimos viviendo en la época de la nobleza feudal y del absolutismo.

Para esas personas medievales si usted coincide con ellos eres patriota, eres de los buenos, pero si opinas diferente, eres un traidor, un vende patria, un bandido, eres de los malos, que mínimo debe ser fusilado en el Altar de la Patria.

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En mi caso particular ha habido días que he pasado de ser traidor a patriota, y en ese mismo día, he pasado de patriota a traidor.

Todo depende de quién juzga, porque esa es la otra, que aquí hay muchos jueces de conductas.Todos se cree con derecho a juzgar al otro.

Asumir la cultura de la tolerancia genera buena convivencia, paz y evita muchos inconvenientes, personales y colectivos.

Muchas de esa violencia diaria en el hogar y fuera del hogar está generada precisamente por esa cultura de la intolerancia, que nos lleva muchas veces a querer imponernos a sangre y fuego.

Ser tolerante no significa de ningún modo asumir el criterio del otro. Significa ponerse en el lugar del otro y entenderlo. Significa entender que cada quien tiene una visión y un interés diferente, que los llevan a asumir posturas diferentes. Significa ser empático.

La intolerancia es un veneno que conlleva a la ruptura, al fraccionalismo y a la violencia. No son pocas las amistades y los hogares que se han roto a causa precisamente de la intolerancia.

En definitiva, la intolerancia genera enemistades, aislamiento y violencia. La tolerancia genera entendimiento, paz y buen vivir.

Sé que no es fácil cambiar de patrones conductuales y de viejas culturas, pero también sé que vale la pena intentarlo.

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