PerspectivaTony Perez

Cambio en la Comunicación

Por Tony Pérez

Colaboración/elCorreo.do 

PERSPECTIVA: La crisis sanitaria causada por la enfermedad del coronavirus y la subsecuente crisis económica han evidenciado la esterilidad del paradigma de comunicación que por décadas ha orientado la comunicación gobierno-sociedad, pero, al mismo tiempo, ha presentado en bandeja de oro una gran oportunidad para la autocrítica y asunción de uno que reditúe beneficios sociales al menor costo posible. Debería aprovechar la coyuntura porque el actual es demasiado caro y azaroso.

Pese a que el Gobierno se ha empeñado en importar las vacunas para contener el avance del SARS-CoV-2 que provoca la  covid-19 (co, de corona; vi, de virus, d, disease, que en inglés significa enfermedad; 19, el año en que brotó), un segmento poblacional importante se resiste a la  inmunización. El rechazo a la adopción de una nueva conducta recomendada no es exclusivo de la República Dominicana, ni nació con la pandemia.

Aquí, la positividad se ha disparado por encima del 20% cuando debería bajar a menos de 5 para avanzar hacia la normalidad. Porque ha ganado terreno el relajamiento a las disposiciones oficiales de restricción de la circulación y de las recomendaciones de prevención, como sano distanciamiento, lavado de manos, uso de mascarillas y alcohol.

Y un preocupado presidente Luis Abinader ha pedido a los medios de comunicación colaboración para que la gente vaya por los viales.

Ha habido fallas en persuadir a los resistidos, y el mandatario implícitamente lo acepta al pedir apoyo a quienes activan en instrumentos de difusión privados.

Pero tales debilidades son estructurales, inherentes al paradigma comunicacional predominante en el Estado dominicano, que se agota en la simple difusión a través medios masivos, y asume que la recepción por parte de los públicos implicará un cambio automático hacia la conducta predeterminada por los emisores.

Se trata de una mirada funcionalista a la vieja usanza ya superada hace décadas en otros países. Soslaya el principio de selectividad (El perceptor sólo acepta mensaje si hay coincidencia con sus intereses), y el zapping, que vuelve itinerante al perceptor, o sea, le da la oportunidad de moverse sin problemas hacia otro medio si lo entiende conveniente para él.

La publicidad, elaborada con criterios comerciales, no educativos, es colocada a partir del rating. Generalmente se obvian parámetros vitales como la selección de medios y construcción de contenidos adecuados a los públicos.

Te puede interesar:   La noche de Pablo Milanés

Un medio podría oírse, o verse, o leerse mucho; pero no significa necesariamente que impacte a los públicos definidos como destinatarios de las campañas oficiales. Tal vez, los muy baratos y poco atractivos para el poder sean los apropiados para lograr los objetivos y metas de los  planes, programas y proyectos.

En el caso del SARS-CoV-2 resalta el uso de medios masivos y actores de nombradía social, pero que en modo alguno son el marco de referencia de la juventud de hoy. Sus maneras de consumo de contenidos (música, películas, vestidos, comidas, prácticas culturales, discursos) se alejan cada vez más de la radio, la televisión y los periódicos tradicionales. Y en el ciberespacio, Tuíter no es su atractivo. Tienen otras vías para la convivencia y otros actores para sus diálogos.

El joven del barrio y del residencial no es menos persona que los demás por resistirse a cambios de conducta propuestos por agentes externos. Es su naturaleza, y bueno que así sea. Lo mismo el adulto, que en su cerebro tiene instalados estereotipos, creencias y valores que ecualizan su accionar.

El acercamiento a ese segmento social no debería jamás estar precedido de una subestimación de su inteligencia, o una calificación de animal salvaje que no acata la orden pese a que es para su beneficio.

Para avanzar en la vacunación y lograr la inmunización de rebaño, es necesario que se les asuma como sujetos diferentes y les hablen sus códigos.

Se aconseja diseñar subestrategias que planteen el uso de sus líderes (en diferentes áreas) como mediadores, porque en ellos creen. Ellos se comunican a su manera; su relación es horizontal. Ellos podrían ser usados, además, como vacunadores y promotores de salud permanentes. La resistencia será nula; si no, mínima.

Los costos serán muy bajos; el beneficio social grande.

La epidemia del nuevo coronavirus brinda la oportunidad al Gobierno para cambiar  el obsoleto paradigma comunicacional hacia otro que facilite la salud colectiva. Vendrán otras tragedias de salud, y estaremos preparados. No todo es malo.

Publicaciones relacionadas

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba