Frank NuñezPerspectiva

Accidentes de tránsito y drogas controladas

Por Frank Núñez

Colaboración/elCorreo.do

PERSPECTIVA: Cada vez que se producen accidentes de tránsito que conmocionan a la población las mismas autoridades repiten el discurso de atribuir las desgracias al consumo de alcohol, sustancia que en nuestro país se vende y consume de manera legal, producida y comercializada por empresas que emplean a miles de ciudadanos que se ganan la vida dignamente hasta mantener sus familias de manera decente.

La prueba de alcoholemia es la que se practica a los conductores envueltos en accidentes de tránsito, en lo que las autoridades caen en el reduccionismo de atribuir al exceso de alcohol en la sangre el manejo temerario, ignorando que en República Dominicana ha crecido la población que con sume drogas controladas, muchas veces más peligrosas que los wiskis, vinos, rones y cervezas, producidos por reconocidas empresas nacionales y extranjeras.

La ley 42-01 obliga a colocar el mensaje de que tanto el consumo de alcohol como cigarrillos de tabaco son perjudiciales para la salud, tanto en sus presentaciones como en los anuncios publicitarios. En tanto que en muchas de las grabaciones de la llamada música urbana, consumida especialmente por jóvenes y adolescentes, se le canta abiertamente a “las pastillas en la discoteca”, la marihuana y al “algodón en la nariz”, sin que se alerte sobre su peligrosidad.

Ahora que se debate en medios y redes la desaparición de una joven turista estadounidense en la playa de Punta Cana nos viene a la memoria lo que fue un escándalo parecido, dañino para la impresionante industria sin chimenea dominicana, cuando a comienzos de octubre del 2022 un autobús repleto de vacacionistas se accidentó en la Autovía del Coral, por la comunidad de Verón, con tres muertos y 24 heridos, comprobándose que el conductor manejaba bajo los efectos de la cocaína.

Quien rastrea los periódicos Hoy, El Nacional, El Nuevo Diario, Listín Diario y Diario Libre del mes de octubre del 2022 encontrará la versión de que el conductor estaba drogado con cocaína por lo que el Ministerio Público pidió que “se le aplique al ciudadano Franklin Nin Pérez la medida de coerción establecida en el artículo 226, en su numeral 7, del Código Procesal Penal, consistente en prisión preventiva, por período de doce meses, por violación a los artículos 220, 231-1, 235-1, 303-3-4-5 y 303-4”.

El organismo acusador aseguraba esa vez que los análisis fueron realizados al conductor “Nin Pérez por el Hospital IMG, los cuales arrojaron positivo a la citada sustancia narcótica”, por lo que manejaba “sin precaución, de forma descuidada, atolondrada, temeraria e imprudente”.

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Se recuerda que en el aparatoso accidente fallecieron de manera instantánea las turistas Victoria Brovelli, argentina y Karla Rodríguez Dionisio, peruana. Pese a las desgracias, no faltaron organizaciones de transportistas que denunciaban “el abuso” de que era víctima uno de sus miembros por parte del Ministerio Público en la provincia La Altagracia.

Con anterioridad, investigaciones auspiciadas por la Federación Nacional de Transportistas Dominicanos (FENATRADO), en los tiempos de Diógenes Castillo y Blas Peralta, demostraron que el consumo de cocaína comenzaba a convertirse en hábito entre sus camioneros.

Ya en el año 2007, el hoy senador por la provincia Santiago Rodríguez, Antonio Marte, reveló que su Confederación Nacional de Transporte (CONATRA), inició las pruebas antidoping entre sus choferes, comprobándose que un 20 por ciento dio positivo a cocaína y otras sustancias, según el Listín Diario en una crónica firmada por Deyanira Polanco.

De verdad que no hay justificación para seguir reduciendo al consumo de alcohol el factor de las sustancias en los accidentes de tránsito, ante tantas evidencias de que las drogas controladas no están tan controladas entre los conductores y la población en general. En estos días, un ex presidente llegó a decir que la cocaína ha bajado bastante de precio, lo que se entiende que podría haberse convertido en competencia desleal para las bebidas y cigarrillos legales que cotizan al Estado por el derecho a la producción y comercialización.

La sociedad dominicana se ha transformado de manera tan repentina, que muchos cambios resultan insospechables. En las novedades han incidido profundamente el auge del turismo, la gran interacción de dominicanos y extranjeros que residente aquí y otros países, los nuevos estilos de vida que desplazan los esquemas familiares y de pareja, el consumismo a ultranza, junto a leyes como la de Lavados de Activos que condujo a pagarle en especies a los que envían la droga del país a otras naciones, sin dejar como correa de transmisión de la sociedad cambiante las redes sociales, con fake news y posverdades, sin controles legales ni morales.

La estadística habla de que en el país se registran anualmente unas 3,000 muertes por accidente de tránsito, con más de un 44 por ciento de personas con menos de 36 años. Se atribuye al científico Albert Einstein la expresión de que nadie puede obtener resultados diferentes haciendo las mismas cosas. De ahí la necesidad de cambiar los enfoques obsoletos para ejecutar acciones que aporten soluciones satisfactorias.

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