Perspectiva

Un descuido y se nos fue un infante

RELEVANTES/ Por Bienvenido Checo

Colaboración/elCorreo.do

PERSPECTIVA: «Agua que no se estanca, no se puede beber” Y claro: “Ahogado el niño, tapan el pozo”

La tarde del pasado viernes, la República Dominicana se conmocionó al enterarse de la noticia sobre la muerte del niño Maikel Esmil de Castro Álvarez, supuestamente ahogado en una cubeta de agua, en el Centro de Atención Integral de Primera Infancia (Caipi) de la ciudad de San Francisco de Macorís, provincia Duarte. Lo primero que nos llega a la mente es que se trató de una trágica negligencia por parte de los encargados de cuidar y monitorear a cada infante que los padres dejan en esos centros de primera infancia.

Fue conmovedor ver a Carmen Álvarez Muñoz, madre del infante fallecido, llorar desconsoladamente la pérdida de Maikel Esmil, su único hijo varón, expresar: «Me quitaron mi hijo; mi único muchachito varón que tengo». «Ay dios mío, mi muchachito tan chiquito», aduciendo que la tragedia de su hijo se debió a un terrible descuido.

El experto en muertes por ahogamientos, el español, oriundo de Gran Canaria, Sebastián Quintana, quien lidera la plataforma “Canarias, 1.500 kilómetros de costa”, indica que “Un niño puede ahogarse en 27 segundos y en solo 15 centímetros de agua”, añadiendo que un infante no tiene forma de defenderse del ahogamiento y que las estadísticas señalan que la gran mayoría de veces un infante se ahoga estando cerca de personas que en simples descuidos terminan en tragedia, lo que el experto llama “la muerte silenciosa”.

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Es terrible que nuestros niños pierdan la vida en los lugares que presuntamente están llamados a ser cuidados y preservados, es penoso que, para implementar mejoras en el cuidado de nuestros hijos, tengan que ocurrir esos trágicos episodios. Solo queda desear lo mejor para esta madre que está pasando por un momento muy duro, y que pueda encontrar consuelo y resignación ante tan lamentable e irreparable pérdida.

De igual modo, no estaría de más que como forma de recordarle a cada miembro del personal que componen el Centro de Atención Integral de Primera Infancia (CAIPI), del sector Pueblo Nuevo de San Francisco de Macorís, y a todos los que conforman esta red, que dicho centro sea nombrado como «Maikel Esmil», para que de esa forma esa tragedia sea un recuerdo permanente de como una falta y descuido se convirtió en muerte.

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