
Colaboracion/elCorreo.do
PERSPECTIVA: Luis Abinader es el primer presidente dominicano que asiste a la famosa Feria Internacional de Turismo, en Madrid, España. La actual es la cuadragésimo-segunda edición y concentra inversores de 100 países. Se celebra desde 19 hasta el 23 de enero.
Desde su llegada al país europeo, el mandatario ha declarado a medios nacionales e internacionales que en Pedernales, en el extremo sudoeste del territorio dominicano, comenzarán ya el proyecto de Cabo Rojo y uno de factura privada en el mismo pueblo.
Nuestro voto de confianza al “primero entre sus iguales”.
Su presencia en aquel importante escenario internacional pone en punto al “sancocho”. Porque allí está él como presidente de la República, sentando un precedente. Pero con una connotación extra: el sector turismo es uno de los filones de la vida empresarial de su familia, la Abinader Corona. Tiene el “know how”.
Así que él está en sus aguas; sabe que el turismo es –y parece que será por mucho tiempo- “la gallina de los huevos de oro” de la economía nacional, en tanto, representa el 16% del Producto Interno Bruto y el 30% del ingresos de divisas duras. Y algo positivo ha de traer para nuestro país; sobre todo, para Pedernales.
Se sabe que esta provincia en la frontera dominico-haitiana es rica en recursos naturales. Y que, diferente a otras veces, realmente está en el foco del actual gobierno y de inversionistas privados locales y extranjeros.
El Gobierno ya impulsa el proyecto de desarrollo turístico de esa provincia mediante alianza público-privada. El mismo Abinader ha dicho en Madrid que se abren trochas para la construcción del aeropuerto internacional y que este año serán edificados varios hoteles, entre otras obras de infraestructura.
Y, en el municipio cabecera, la promotora privada Oceanus Investment avanza con los preparativos para el inicio del ambicioso Desarrollo Bucanyé, frente a la hermosa playa Bucanyé.
El Gobierno se ha comprometido a promover un turismo ecosostenible y construir el desarrollo integral para bienestar general de los pedernalenses. Los inversores privados aseguran que se acogen a la línea gubernamental y a los parámetros medioambientales establecidos en las leyes.
Pero la historia de cuentos chinos por parte de funcionarios y políticos es tan larga que la incertidumbre se ha anclado en el imaginario colectivo. Sencillamente, necesitan ver para creer, como Santo Tomás.
Despejar tanta incredulidad sembrada y empoderar a la comunidad es una tarea pendiente de las autoridades.
Hasta ahora, por primera vez, el proceso seguido para la ejecución de las obras es real. No así un proceso de comunicación in situ para que la sociedad del sur asuma como suyos los proyectos, y “pelee” por ellos. Se evidencia en la carencia de apropiación de las ideas aireadas y de los pasos dados hasta este momento.
Un gran error. La comunicación, que no información simple, debió acompañar desde el primer asomo de ideas, ser eje transversal.
Son muy altos los riesgos de fracaso cuando se hacen inversiones al margen de la comunicación como proceso.
El problema está en que, en pleno siglo XXI, erróneamente se la entiende como flujos de información predeterminados por expertos, a distancia, y orientados a masas consideradas ignorantes que supuestamente acatarán cuanto se les diga.
Ese modelo funcionalista (aguja hipodérmica) hace más de tres décadas que sucumbió ante la realidad.
Sabemos que los públicos no acatan automáticamente los mandatos contenidos en los discursos mediáticos, por muy bellas y caras que sean las envolturas, ni por mucho prestigio que tengan quienes los construyan.
Una de las dificultades profundas en el desarrollo de otros polos es que nacieron y crecieron al margen de las comunidades dueñas de los destinos. Y, como consecuencia de esa subestimación, brotaron la carencia de compromiso y la anarquía.
No cayeron del cielo la arrabalización urbana; los negocios formales e informales que colocaban exorbitantes precios; el trabajo sexual, la pedofilia, las drogas, los robos y asaltos, los engaños, progreso sin desarrollo humano.
La gestión de gobierno actual tiene en Pedernales la gran oportunidad de hacer algo diferente a los famosos enclaves. Parte de cero; está todo por hacer. Y si no actúa en esa dirección, la historia le juzgará mal.
Una vez más, dejamos constancia de ello. Debe tenerlo presente Luis Abinader. Él es la última esperanza de los pedernalenses cansados de engaños.