Ven parecido en conductas madres de Marlon Martínez y Gabriel Villanueva, condenados por asesinatos de Emely Peguero y Andreea Celea
Por Juan Acosta R.

Redacción/elCorreo.do
SANTO DOMINGO: Para muy pocos extrañó el fallo dado este miércoles el Segundo Tribunal Colegiado del Distrito Nacional, integrado por los jueces Claribel Nivar, Gissel Soto Peña y Deivy Timoteo Jiménez, al imponer 20 años de prisión al joven Gabriel Villanueva y al pago de 5 millones de pesos por el asesinato de su novia Andreea Celea.
Su caso guarda mucho parecido con el de Marlon Martínez, condenado en San Francisco de Macorís por la muerte de la adolescente embarazada Emely Peguero.
Ambos recibieron el influjo negativo de la posición económica de sus madres, que las proyectaban como notablemente arrogantes y a veces desafiantes.
La certeza de que Villanueva sería encontrado culpable, fue por el comportamiento de su madre, Chantal Ohnona, la que en todo momento se mostraba con la prepotencia de la progenitora que cumple todos los caprichos de sus hijos.
Caso como el que tuvo como protagonistas a Gabriel y Andreea, se multiplican en la sociedad. Fue parecido al ocurrido en la comunidad de Cenoví, municipio San Francisco de Macorís, en la que una mejor embarazada fue asesinada con el auspicio de la madre.
En ambos casos se trató de hijos súper protegidos, desde su temprana infancia, período que resultan decisivos en el desarrollo personal o la formación de su personalidad.
Para estos niños ricos, mimados y complacidos en todos sus deseos, no importando lo estrambóticos que sean, conformando una personalidad que le crea por encima de todo y todos, “porque mis padres tienen dinero y poder”
«Mi hijo no va a durar ni una hora preso, yo para eso tengo dinero y muchas conexiones (…) Porque en este país así es que se manejan las cosas”, fue la respuesta que recibió Reymi Castellanos, antiguo administrador del condominio donde residía la pareja, al enfrentar la madre del imputado, como ya lo habían hecho la mayoría de vecinos del Anabella #29 en la avenida Anacaona.
“Normal, como si fuera a la paletera a comerse un chicle”, describe Castellanos la actitud de Ohnona, asegurando que durante su administración se vio obligado a lidiar con más de una denuncia.
Planteó que igual situación se producía, tanto en contra de Gabriel como con su padre, Víctor Ramón Villanueva Zacagnini, quienes desde que se mudaron allí mantuvieron “la misma conducta errática”, que le ha conducido a la cárcel a tan temprana edad.
Hogar disfuncional
Pero si el niño está creciendo en una familia disfuncional, corre el riesgo de que esto condicione su vida y su personalidad, no solo en la infancia sino también en su etapa adulta, establecen los especialistas.
Este tipo de familia es aquella en la que continuamente se producen conflictos, malas conductas e, incluso, abusos de diversa índole.
Esto puede hacer que los pequeños de la familia se adapten a esas conductas disfuncionales, creciendo con ello y viéndolo como algo normal, cuando realmente no lo es.
Según plantean expertos en el análisis de la conducta infantil, “los niños atraviesan diversas crisis, especialmente hasta los 6 años, y la familia juega un papel fundamental para que puedan superarlas con éxito y convertirse en adultos con una vida emocional plena y equilibrada”.
Fue la ausencia de esa vida “emocional, plena y equilibrada” la que, según el comportamiento descrito en el juicio manifestó Gabriel en su relación con su víctima Andreea.
No acatar su voluntad, por descabellada que pareciera, fue uno de los principales motivos de desacuerdo de la pareja, cuya desobediencia se traducían agresiones, “porque mami o papi así lo impusieron”, satisfaciéndoles sus caprichos.
El día de la tragedia
Fue en horas de la madrugada del sábado primero de septiembre de 2018, cuando de repente se escuchó un estruendo en la terraza del Hotel W & P, que estremeció al personal y huéspedes, quienes corrieron a ver qué sucedía.
Fue el impacto del cuerpo de Andreea, una joven de apenas 21 años que se hospedó por tres días en el hotel con su novio, Gabriel, para celebrar su cumpleaños, pero en medio de la conmoción el entonces vocero de la Policía, Frank Durán, declaró que “estaban tras la pista de un hombre para investigarlo en relación a la muerte de la joven”, sin dar más detalles.
Gabriel, con quien la víctima compartió sus últimos segundos de vida en el hotel, se convirtió en el primer sospechoso del crimen, siendo apresado, como medida preventiva, y llevado a la cárcel de San Pedro de Macorís.
La sentencia
Los jueces integrantes del tribunal basaron en parte su decisión, en el hecho demostrado que no hubo robo del teléfono celular de la víctima, “sino que se trató de una circunstancia que acompañó al homicidio, para borrar evidencias y mensajes”.
Además, determinó que la víctima falleció por precipitación, que no pudo ser autoimpulso, sino por el único presente en la habitación desde donde se originó la caída al vacío: Gabriel Villanueva.
Antes de comenzar la lectura de la sentencia, el tribunal hizo referencia a la prueba 36 del caso, referente a un DVD, que fue acogido por ambas partes y que el tribunal vio de manera íntegra, la que tenía 4,313 páginas de mensajes, conversaciones telefónicas, que leyó con punto y coma.
Los jueces dijeron que ese DVD tiene 787 imágenes que fueron analizadas por el tribunal “y concatenarlas con cada uno de los elementos probatorios que fueron sometidos para sostener este caso que nos ocupa”.
Durante los más de dos años del proceso se realizaron 21 jornadas laborales, en las cuales se produjeron elementos probatorios.