Revelación de Sonia sobre suicidio del presidente Guzmán revive versiones siguieron a la tragedia

Redacción/elCorreo.do
SANTO DOMINGO: Casi 40 años después de ser el centro de múltiples especulaciones acerca de las causas que llevaron al presidente Antonio Guzmán a suicidarse en pleno Palacio Nacional, el episodio vuelve a recordar las diversas versiones que le siguieron.
Una de las mismas controvertidas fue la sostenida por el entonces líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), doctor José Francisco Peña Gómez, quien desveló que el mandatario perredeísta se había quitado la vida agobiado por los actos de corrupción que supuestamente había descubierto.
Pero, a la distancia de media vida, cuando nadie lo esperaba, la ahora embajadora dominicana en los Estados Unidos, Sonia Guzmán, ofreció la versión familiar al programa “Entre Líderes”, conducido por periodistas radicados en la ciudad de Nueva York.
“Mi padre, el expresidente Antonio Guzmán Fernández, se suicidó por una depresión profunda que nunca fue tratada”, reveló la que fuera subsecretaria Administrativa de la Presidencia en el mandato de su progenitor, 1978-1982.
Aunque no se le pidió la razón del estado depresivo, Sonia aclaró que el hecho se produjo, no porque ella y su esposo estuvieran involucrados en actos de corrupción, como se ha rumorado desde entonces.
“Nadie se atrevió a decir que el presidente era depresivo. En esa época el tema era un tabú en la República Dominicana, y tratándose especialmente de un presidente, nadie, incluyendo los médicos, se atrevía a hablar de ello”, dijo la diplomática.
Agregó que en esa época “hablar de una persona deprimida era hablar de alguien que estaba medio loco, que tenía que ir al siquiatra”.
Los trastornos depresivos se caracterizan por una tristeza de intensidad o duración suficiente como para interferir en la funcionalidad y, en ocasiones, por una disminución del interés o del placer despertado por las actividades.
Las versiones
A casi cuatro décadas de aquella fatídica decisión de dispararse en la sien con su propio revólver calibre 38, nunca hubo una conclusión de sus motivaciones, aunque unos que otros escritores, periodistas, compañeros partidarios y opositores han externado sus pareceres al respecto.
El hecho se produjo faltando solo 43 días para terminar su mandato constitucional y ser relevado por su compañero del PRD, Salvador Jorge Blanco, electo el 16 de mayo de 1982.
Una de las versiones la originó el extinto presidente Joaquín Balaguer en su libro “Memorias de un cortesano de la Era de Trujillo”, en el que revela haberse reunido en secreto con el presidente Guzmán y su familia, en la Casa Presidencial de Sans Soucí, en enero de 1982, cuatro meses antes de las elecciones generales.
“Estando solos, entre otras cosas íntimas, el presidente Guzmán me expuso su preocupación por los posibles resultados de las elecciones del siguiente 16 de mayo, porque le atormentaba sobre todo la posibilidad del triunfo en esa consulta electoral del doctor Salvador Jorge Blanco”, contó el principal opositor en ese momento.
Empero, el periodista José Báez Guerrero, quien entonces cubría las incidencias de la Casa de Gobierno para el matutino El Caribe, en el capítulo VI de su libro “Guzmán, su vida, gobierno y suicidio”, expresa sus dudas de la anterior referencia de Balaguer, respecto al temor a Jorge Blanco.
El comunicador sostiene en su obra que el presidente Guzmán actuó motivado por “una patología endógena que era propia a su idiosincrasia, exacerbada por las presiones que sentía al creer un fracaso su gestión como gobernante”.
Otro periodista que también publicó su consideración en torno al tema fue Carlos Cepeda, quien escribió el libro “Los que mataron a Antonio Guzmán”, en el que afirmó que el gobernante estaba decepcionado y que entró en una profunda depresión luego de que Jorge Blanco ganó las elecciones.
“Estaba decepcionado por las traiciones y las lacras existentes en la política vernácula, entre otras cosas”, aseguró Cepeda.
El País y la versión de Peña
La trágica muerte del presidente en ejercicio dominicano fue el centro de la atención periodística mundial.
Entre los que mayor espacio dedicó en sus páginas sobre el “suicidio accidental” del mandatario fue el diario madrileño El País, el que en su edición del 10 de julio de 1982 reseñó la trágica noticia con declaraciones del líder perredeista José Francisco Peña Gómez.
“El presidente de la República Dominicana, Antonio Guzmán, se suicidó tras descubrir actos de corrupción en su administración y sufrir la traición de íntimos colaboradores”, declaró el alto dirigente mundial socialdemócrata.
Peña Gómez afirmaba que el suicida era un hombre obsesionado por la honestidad y limpieza de las actuaciones de su Gobierno, pero que recientemente «había tenido que apartar de sus cargos a algunos funcionarios cuyos nombres me ofreció, porque no habían respondido a la confianza que depositara en ellos”.
Lo extraño de la versión de Peña Gómez fue asegurar que la revelación la había hecho la viuda del presidente a una dirigente de su partido y calificar la muerte de su compañero como “un acto de coraje cívico, vergüenza patriótica y de lección ejemplar a sus detractores”.
“Guzmán estuvo sometido en los últimos días, a muchas tribulaciones, muchos sentimientos encontrados y muchas presiones», según Peña Gómez.
El motivo rodó y corrió
La razón de quitarse la vida por temor a la retaliación de Jorge Blanco y la alegada traición de cercanos colaboradores fue comentario que rodó durante décadas, hasta el pasado lunes, cuando su hija rompió el silencio familiar como si con su relato se quitara el mayor peso que suportaba su alma.
Su padre, el presidente “Mano de piedra Guzmán”, como se le denominó, fue un gobernante que permitió soplar los primeros aires de verdadera libertad y democracia, ordenando abrir las cárceles a los presos políticos y el recibimiento de todos los exiliados y desterrados del país por motivos políticos.