
Colaboración/elCorreo.do
PERSPECTIVA: Triunfas y verás cómo los envidiosos y mediocres enfilarán sus cañones -aunque conscientes de que las municiones son de salva- y apelarán para atascar el positivo trillar de tu maravilloso camino.
Esa misma envidia se suma a otra actitud malvada: la maledicencia. Son actitudes que llevan a cuestas los mediocres, arropados por la perversidad que se observa por doquier en una sociedad degrada como la que, lamentablemente, tenemos en la República Dominicana. Para ese podrido segmento de la sociedad, ¡está prohibido triunfar!
Antes de continuar con este artículo, que va directo a resaltar las virtudes políticas, académicas e intelectuales del expresidente Leonel Fernández y derrumbar a quienes lo adveran, pero sin argumentos de peso, permítanme anotar algunos detalles que norman el proceder del periodista correcto, que realiza su labor sin sesgo y fundamentado en los más altos valores profesionales.
El periodista profesional independiente siempre transita su “andar” con la pluma «en ristre», sin importar lo que la gente piense bien o mal de lo que escribe y publica.
La principal misión del periodista es que lo que escribe en el diarismo (prensa escrita) -o dice a través de los medios digitales, televisión y la radio- llegue al exigente público con visos de credibilidad y que tenga el sello de la objetividad.
Esa objetividad, como lo asientan los grandes maestros en sus cátedras, es el principal elemento en el ejercicio del periodismo profesional.
El periodista nunca debe distorsionar los hechos registrados, sin importar el tiempo y su circunstancia.
El periodista tiene que permitir que la verdad fluya. Y es que la verdad, repito la vieja frase, nadie la puede ocultar.
Leonel Fernández, el 16 de agosto de 1996 -por una de esas coyunturas que se registran en procesos de la política-, fue juramentado como presidente de la República. Su edad era de solo 43 años.
La circunstancia -tan especial- que ocasionó su llegada al Palacio Nacional para gobernar en el período 1996-2000 es harto conocida. Repetirla sería “llover sobre mojado”.
Pero además de alcanzar el poder a tan corta edad, Fernández, desde antes de cumplir 30 años, por su capacidad intelectual, política y académica, iba señalando el camino del éxito desde las entrañas de una organización nueva como era el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) fundado por Juan Bosch el 15 diciembre de 1973.
El PLD llegó al siempre complicado panorama político nacional gracias al “olfato” político-ideológico de Bosch quien, de paso, vaticinó los méritos del joven enjuto nacido en el barrio San Carlos, pero criado en Villa Juana. Leonel fue la promesa hecha realidad de Bosch.