Editorial

Posible fin del conflicto Rusia-Ucrania

Esta semana se ha producido lo que el mundo estuvo esperando desde el 20 de enero: la comunicación de los presidentes de los Estados Unidos, Donald Trump, y de Rusia, Vladimir Putin.

Que los líderes de dos de las potencias fundamentales de este tiempo hablen es lo más normal, puesto que esa es la dinámica de las relaciones internacionales desde hace cientos de años.

Sin embargo, en el contexto actual, la relevancia de esa conversación radica en que de ella pudiera surgir la solución del más preocupante conflicto que enfrenta el mundo.

Nos referimos a la guerra Rusia-Ucrania, iniciada cuando las fuerzas armadas rusas lanzaron su denominada ”operación militar especial”, que no es otra cosa que una invasión en el territorio ucraniano.

Todos saben que el ejército ucraniano ha podido resistir dos años del conflicto por la ayuda que le ha prestado la OTAN, vale decir Estados Unidos, pues de lo contrario la guerra habría terminado en pocos meses dado el desequilibrio bélico abismal que existe entre los dos bandos.

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Si bien la OTAN no ha desplegado soldados en el frente de batalla, es claro que su colaboración en términos de equipamiento, asesoramiento y dinero suministrado, básicamente por la administración estadounidense, le ha permitido al ejército ucraniano llegar hasta los momentos presentes.

Y si el soporte fundamental de Ucrania que es Washington decide parar el torrente que le llega del Tesoro americano, los días para el fin de la guerra están contados. Al menos es la esperanza.

De ahí que, al producirse el contacto Trump-Putin que estaba pendiente, lo más probable es que en los próximos meses se estén firmando los acuerdos para terminar la guerra.

¿En cuáles términos se produciría el fin del conflicto? Esa es la cuestión a definir.

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