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Hazaña de Pujols
Con el triunfo de los Leones del Escogido, Albert Pujols consiguió otra hazaña importante en su incipiente carrera como dirigente.
Y es que el “la Máquina” es uno de los pocos casos en el béisbol dominicano en el que un capataz debuta ganando el campeonato nacional y también la Serie del Caribe. Previo a él solo lo hicieron los aguiluchos Tony Peña (1998) y Félix Fermín (2001).
“Tener la oportunidad de venir aquí también y hacer el mismo trabajo (…) toda la gloria se la damos a Dios y al equipo que nunca se rindió”, dijo.
A pesar de estar aquejado de un virus gripal y por el que acudió en par de ocasiones al hospital, el capataz de los escarlatas dijo que tomó “el riesgo y muchos de los muchachos también”.
“Yo pensaba que si me quedaba en el hotel o en el hospital iba a mandar un mensaje equivocado a los muchachos. Como líder que Dios me envió para comandar este bote, también me dio la fortaleza para venir y obtener esta victoria”, sentenció.
Asimismo, Pujols indicó que ha sido una batalla de cinco meses desde antes de iniciar el campeonato en República Dominicana, pero se demostró de qué están hechos los Leones del Escogido al obtener “esos resultados que obtuvimos y, en especial, por dar lo mejor de sí en los malos momentos”.
La proeza de Pujols tiene muchas situaciones que analizar. En primer lugar, arrancó la temporada 2024-2025 con una racha ganadora de 15 en los primeros 20 juegos.
Luego entró en una pendiente enjabonada donde el equipo se desplomó de manera colectiva, al punto de perder 12 de los siguientes 14 encuentros, cayendo del primer lugar al cuarto.
Se vio obligado a definir su clasificación mediante una combinación de victoria y derrota de los Gigantes del Cibao, en un ambiente en que la fanaticada casi daba por perdida la temporada.
En esa situación pasó al round robin, donde las cosas cambiaron a su favor, obteniendo el pase a la final frente a los Tigres del Licey.
Y esta final fue de película, jugándose el máximo de los siete partidos pautados.
Ese último juego fue de leyenda: empezó ganando, Licey se fue delante; Escogido empató, hasta que llegó aquel noveno inning de espanto que empezó con el kilométrico jonrón de Junior Caminero y la atrapada memorable de Sócrates Brito para el último.
De haber picado aquella línea de Harold Ramírez la historia se habría contado de otra manera con Licey obteniendo su tercera corona al hilo.
