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Fallecimiento de Jimmy Carter se produce en medio de polémica sobre el canal que él devolvió a Panamá

Fuente externa

SANTO DOMINGO: El ex presidente Jimmy Carter, el exmandatario más longevo de los Estados Unidos, murió este domingo a los 100 años, en medio de fuertes polémicas sobre el canal de Panamá que su presidencia devolvió a los panameños en unas históricas negociaciones con el entonces líder del país istmeño, general Omar Torrijos en 1977.

La polémica se da en estos momentos luego de que el presidente electo, Donald Trump, dijera recientemente que buscaría recuperar el control de la vía interoceánica, lo que generó una fuerte reacción de los panameños.

Según reseñan algunos medios mundiales, la vida de Carter resultó paradójica en varios sentidos.

De ella destacó mucho más allá que sus años como 39º presidente de EE.UU. Fue entre 1977 y 1981, tiempos difíciles de Guerra Fría en los que evitó entrar en conflictos militares ante desafíos internacionales e impulsó un crucial acuerdo de paz en Medio Oriente.

Había llegado al cargo como un hombre sencillo y honesto en un país sacudido por el escándalo Watergate, pero problemas domésticos y una crisis de rehenes en Irán lo debilitaron en solo un mandato: fue el primer presidente de EE.UU. en perder una reelección desde Herbert Hoover en 1933.

Sin embargo, tras ser vencido por Ronald Reagan en 1980, Carter regresó al pueblo en el que había crecido y mantuvo una gran proyección internacional enfocado en temas de derechos humanos, igualdad y protección ambiental, lo que le valió galardones como el Premio Nobel de la Paz en 2002.

Su resiliencia fue llamativa hasta el final, después de superar un cáncer y perder en noviembre de 2023 a su esposa de toda la vida, Rosalynn, quien estaba en cuidados paliativos como él, algo que generó reflexiones sobre este tipo de servicios al final de la vida.

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Los blancos del vecindario

James Earl Carter Jr. nació en 1924 en Plains, Georgia, el «sur profundo de Estados Unidos», durante una época de férrea segregación racial en la que su familia era la única blanca en un vecindario negro.

«Todos mis vecinos, mis compañeros de juego y mis compañeros de trabajo en el campo eran negros, y así fue hasta los 16 años», contó el expresidente en una entrevista con NPR, la radio pública de EE.UU. en 2011.

Ingresó a la prestigiosa Academia Naval de Annapolis, Maryland, de donde se graduó como alférez y luego fue ascendido a teniente en primer grado. Pero en lugar de seguir en la Marina, dedicó gran parte de su juventud a reconstruir la producción de la granja de maní que había heredado de su padre, la cual era apenas rentable tras el pago de deudas y la división de bienes.

Residió con su esposa Rosalynn y sus tres hijos en una vivienda subsidiada para pobres.

Fue un cristiano devoto, «renacido» confeso que dedicaba sus domingos a enseñar la Biblia en su congregación bautista.

Pero era políticamente progresista, en algunos casos hasta un límite para su generación, y se volvió tal vez lo más cercano a un presidente de izquierda que tuviera EE.UU.

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