Editorial

Terminó un año de altas y bajas

Ha llegado el final de un año que ha marcado la humanidad en varios aspectos. Se recrudecieron conflictos que han amenazado la paz global, incluso con previsiones ominosas de una conflagración nuclear que, afortunadamente, no parecen tener vías de llevarse al escenario real.

El liderazgo mundial parece lo suficientemente responsable como para no aventurarse a semejante escenario, que eventualmente sería el último episodio que marque el fin de una civilización como la conocemos actualmente.

Por ese lado, pensamos que el mundo puede estar tranquilo y listo para afrontar los desafíos del año 2025 que acaba de empezar.

En el ámbito de la República Dominicana, no cabe duda de que 2024 estuvo marcado por el fortalecimiento de la institucionalidad, con la celebración sin mayores dificultades de los procesos electorales que definieron el rumbo del país en los próximos cuatro años.

Las elecciones municipales de febrero y las presidenciales y congresuales de mayo tuvieron un desenlace tranquilo, cuyos resultados fueron rápidamente acogidos por quienes no resultaron victoriosos.

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Y eso habla muy bien de la marcha de la institucionalidad democrática, que servirá de guía para futuros procesos en que el resultado de las urnas será aceptado sin crear traumas a la colectividad como solía suceder décadas atrás.

¡Feliz año 2025 para todos!

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