
Colaboración/elCorreo.do
PERSPECTIVA: Una encuesta realizada con rigor científico y apegada a las normas de confiabilidad que exigen las estadísticas arrojaría que la mayoría de los dominicanos tiene preferencia por el Partido Demócrata de los Estados Unidos frente al Partido Republicano. No tenemos una explicación al origen de esa inclinación criolla por los azules frente a los rojos en la partidocracia norteamericana, a no ser porque lo mismo ocurre con esos colores en la pelota local, entre los otrora “eternos rivales” Tígres del Licey y Leones del Escogido.
República Dominicana fue intervenida militarmente por los Estados Unidos en dos oportunidades en el pasado siglo XX, siempre por gobiernos del Partido Demócrata, nunca por el Partido Republicano. La primera intervención se produjo en 1916, bajo el gobierno del demócrata Thomas Woodrow Wilson, con el pretexto de que el Gobierno dominicano no cumplía con el pago de la deuda externa, mientras que en 1965 repitió la acción intervencionista el gobernante del mismo partido, Lyndon Baines Johnson, convencido de que la Revolución Constitucionalista iniciada el 24 de Abril para reponer en el poder al derrocado presidente Juan Bosch, del democrático Partido Revolucionario Dominicano (PRD), estaba infiltrada por “comunistas”, seguidores del líder cubano Fidel Castro, y la Gran Potencia del Norte no toleraba una “Segunda Cuba” en el continente.
Pese a la realidad histórica, los dominicanos, y más los que se definen “izquierdistas”, siempre prefieren a los demócratas ante los republicanos. Esta vez, con el enfrentamiento entre el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris, han puesto a bailar al pobre Cuco Valoy, quien pusiera su vida en peligro cantándole a la revolución constitucionalista en el período que el gobierno demócrata ocupara el territorio dominicano por segunda vez en 1965. “Mientras existan dominicanos machos y patriotas, nuestra patria será defendida frente a los intrusos invasores”, decía el gran cantor de Manoguayabo, acompañado por sus compañeros del Trío Los Ahijados, con guitarra, marimba y maracas. Fue mucho después, con el Conjunto Los Virtuosos, que el celebrado artista popularizó el son “Juliana qué mala eres, qué mala eres Juliana”. Ocurre que han hecho un spot donde aparece bailando el candidato presidencial republicano un ritmo con la paráfrasis del tema de Valoy, con las letras: “Kamala que mala eres, qué mala eres Kamala”.
Independientemente de que las elecciones en Estados Unidos la ganen demócratas o republicanos, los dominicanos de buen corazón celebraríamos que a Cuco Valoy le paguen sus chelitos por derecho de autor. De todas maneras, no hay forma de que los dominicanos nos desinteresemos por completo de los resultados electorales en la primera potencia del mundo capitalista. Mal contados, en su territorio habitan unos tres millones de dominicanos, que con sus remesas contribuyen con la estabilidad económica de nuestra nación. Quien esto escribe, por convicciones morales y religiosas, prefiere al candidato rojo contra el azul. No descarto que también haya alguna influencia beisbolera, puesto que mis simpatías en la pelota dominicana están con los Leones Rojos del Escogido contra los Tigres Azules del Licey.
A Donald Trump lo siento más cercano que a Kamala Harris. Ha visitado nuestro país desde mucho antes de que ascendiera a la presidencia de los Estados Unidos. Incluso compró unos terrenos en mi provincia La Altagracia, del lado del municipio donde nací, San Rafael del Yuma, predio bautizado por Julio Delgadillo como “El farallón de Donald Trump”. Ya en la Casa Blanca, el hoy candidato del partido rojo tuvo que chuparse la pandemia de Covid-19, demostrando un excelente manejo de la crisis, prefiriendo disminuir económicamente las arcas del Estado en beneficio de sus conciudadanos a los que mantuvo durante el encierro obligatorio que imponía la crisis sanitaria.
Miles de dominicanos que no visitaban su país, con muchos años residiendo en Estados Unidos, lo hicieron gracias a los subsidios del gobierno de Trump. Los viajes coincidieron con una reducción significativa en el precio de los pasajes, producto de la misma pandemia. Muchas de las ayudas recibidas por nuestros compatriotas en Norteamérica también a familias en el territorio dominicano. No descartamos que la preferencia dominicana por los demócratas se corresponda con un mejor manejo de su propaganda frente al mundo. Son más efectivos “vendiendo sueños” que los republicanos. Total, que ambos partidos no hacen más que defender los intereses de su poderosa nación, y eso no se les debe censurar. Lo deplorable es que nuestros partidos no hagan lo mismo, ante los intereses sagrados de la gloriosa nación dominicana.