
Colaboración/elCorreo.do
PERSPECTIVA: “Es extraña la ligereza con que los malvados creen que todo les saldrá bien”. Víctor Hugo.
Para concluir estas entregas, veremos cómo Danilo Medina se convirtió de presidente a perseguidor. Como si fuera un desahogo a una ira acumulada frente a su compañero de partido y presidente saliente, en los primeros días de su gobierno lo que hizo el sanjuanero fue anunciar que encontró un “maletín lleno de facturas y sin dinero”. Esta fue la primera señal del vendaval de críticas y acusaciones que esperaban a Leonel Fernández y los exfuncionarios de su administración de parte de los en ese momento encumbrados «compañeros» de partido.
En su empeño por aniquilar todo vestigio de disidencia interna, el de Arroyo Cano y su equipo palaciego no escatimaron esfuerzo, viles estrategias y forma, desde traer a un conocido narcotraficante a cobrarle a Leonel Fernández una supuesta de deuda de RD$200 millones, hasta la de violar el pacto de 15 puntos de Juan Dolio y el de “Alternabilidad” aprobados en 2015 por el Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Comprada la reelección del 2016 y gobernar prácticamente con su grupo de amigotes y fieles serviles del Comité Político, se enfiló como objetivo el comprar nuevamente otro intento reeleccionista para el 2020, en esta con el agregado de que había que arreglar el artículo 124 de nuestra Constitución y eliminar la letra b del artículo 2, que reza: la presente reforma tiene por objeto:
- b) Establecer un artículo transitorio que consigne que en el caso eventual de que el presidente de la República actual, correspondiente al período 2012-2016, sea candidato presidencial para el período 2016-2020, no podrá presentarse para el siguiente período y a ningún otro».
Paradójicamente, ese transitorio fue el mismo hombre de San Juan quien propuso se incluyera en la reforma constitucional que lo habilitó a en el 2015 para poder optar por una reelección un año después.
No pudiendo lograr su cometido, tras encontrar a un Leonel Fernández decidido a no permitírselo, más la famosa llamada del entonces secretario de estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, su plan B fue a trocha y mocha imponer como candidato de su partido a una persona que estaba seguro podía manejar a su manera, donde surge Gonzalo Castillo, a quien él mismo denominó «el Penco», y todos sabemos lo ocurrió aquel infame domingo 6 de octubre del 2019.
En el 2020 sale del gobierno como uno de los presidentes (si no el que más), corruptos de toda la historia de la República dominicana, el nepotismo, la extorsión, compra de voluntades, prostitución (literalmente) de todas instituciones del Estado, en fin, todo lo desagradable que como sociedad y como entes humanos jamás podemos volver a permitir.
Lo importante no es como se empieza sino como se acaba.
Tomado esa famosa frase usada por allá en 2010, por el heptacampeón del mundo de Fórmula 1 Michael Schumacher, realmente cabe como anillo al dedo al personaje en cuestión, que de supuestamente ser el mejor estratega político de la República Dominicana de los últimos tiempos, pasar a ser uno de los personajes más oscuros, despreciables, que contrario al mítico Rey Midas, quien según dicen todo lo que tocaba lo convertía en oro.
En Danilo, todo lo que es tocado por el hombre probablemente se rompa, ejemplos hay de sobra, comenzando por la obra más curtida y cuidada por el profesor Juan Bosch, el PLD, que de ser toda una maquinaria, como la cabeza de un tren, ahora mismo no es ni un motorcito C-50, murió en manos de Danilo, pasó de ser una fábrica de presidentes a fábrica de presidiarios y fósiles políticos.
Ojalá y esa anunciada supuesta salida del escenario de mando partidario (de ambos), sea real y no otra de sus malsanas estrategias, porque, a decir verdad, en eso sí que es bueno, haciendo maldad.