Ven republicanos y peledeístas registran similar racha negativa que podría afectar su futuro mediato
Redacción/elCorreo.do
SANTO DOMINGO: A los partidos Republicano (PR-EE.UU.) y de la Liberación Dominicana (PLD-RD), el año en curso les ha resultado en extremo negativo, ya que han sido expulsados del poder con un saldo pendiente en su cuenta moral.
En el primer caso, el responsable único y directo es el propio candidato a la reelección, el presidente Donald Trump, quien dirigió su gestión como si se tratara de una de sus empresas.
La más grave de sus decisiones ha sido desconocer su derrota y acusar a su contendor, el demócrata Joe Biden, de ganar con fraude que no ha podido demostrar.
Ha dispuesto que ninguna agencia del Gobierno ofrezca informaciones al próximo mandatario, lo que le viene acarreando el alejamiento del partido que le postuló, cercanos colaboradores y congresistas.
En este último grupo el senador republicano de Oklahoma, James Lankford, dijo que intervendrá si la administración Trump no le ha permitido al presidente electo acceder a las sesiones informativas diarias de inteligencia para fines de semana, uno de los primeros derechos de un candidato presidencial después de haber ganado las elecciones.
También se le agrega que “una pila” de mensajes de líderes extranjeros Biden se encuentra en el Departamento de Estado, pero la administración Trump le impide acceder a ellos, según funcionarios de esa agencia familiarizados con los mensajes.
Su accionar le puede acarrear serios problemas legales, los que incluso, según opinan juristas expertos en asuntos constitucionales, ir tras las rejas.
La racha del PLD
En el caso local, la racha negativa del PLD comenzó antes de realizar sus primarias abiertas, en las resultó “victorioso” el candidato del presidente Danilo Medina, Gonzalo Castillo, pero acumulando 21 reveses consecutivos, según un recuento publicado por el matutino El Caribe.
Conforme ese diario, el último de esos traspiés es su fallido intento de evitar la elección de Román Jáquez para presidir la Junta Central Electoral (JCE).
Lo peor de esta realidad es que el vocero senatorial peledeista, Yván Lorenzo, al parecer motu proprio, no por decisión partidaria, declaró que la nueva JCE es ilegal, lo que puede interpretarse de distintas maneras.
Si una organización partidaria entiende que el órgano encargado de organizar y dirigir las elecciones no cuenta con la solvencia legal requerida, lo menos que hará es retirar de allí sus delegados políticos y técnicos.
Tampoco aceptará los fondos que tramita ese órgano e iniciará un tortuoso peregrinar por las Altas Cortes, que restará tiempo para reestructurarse, pero de manera especial, evitar que siga la hemorragia de dirigentes y militantes a otros partidos, especialmente a la Fuerza del Pueblo.
El próximo revés fue pospuesto este miércoles para la semana próxima, cuando se espera el hemiciclo senatorial escoja al senador Bautista Rojas Gómez como representante de ese, como segunda mayoría, ante el Consejo Nacional de la Magistratura.
La guerra abierta desatada de manera prematura por el PLD contra la nueva JCE, podría añadirle otra derrota, al interpretar la presencia del senador de San Pedro de Macorís, Franklin Peña, en el acto de juramentación del pleno organismo electoral, como un desafío a su partido.
“Ese es otro aguacate que pronto caerá en el lado leonelista, reduciendo a tres los integrantes del bloque peledeista y elevando a ocho los de la FP”, adelantó un sabio matemático anónimo.
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