Farid KuryPerspectiva

Vaivenes de la política gringa

Por Farid Kury

Colaboración/elCorreo.do

PERSPECTIVA: Rafael Leonidas Trujillo fue el producto de la invasión norteamericana de 1916. Usando su astucia ingresó como segundo teniente al ejército de la ocupación, y en base a sus habilidades, pero sobre todo a su lealtad a los ocupantes, ascendió rápidamente en el escalafón militar, llegando a ser, en poco tiempo, alto oficial.

Pero no se puede afirmar que contó con el apoyo norteamericano en su conspiración contra el presidente Horacio Vásquez, que lo había ascendido al importante y poderoso cargo de jefe del ejército. Está documentado incluso que en su ascenso al poder en las elecciones fraudulentas de 1930 no era el preferido de la Legación norteamericana.

Lo que sí se puede decir, sin ninguna pizca de duda, que contó desde el primer día de su gobierno con el apoyo norteamericano.

Fueron décadas de sólido matrimonio entre el Jefe y los gringos. En el marco de la Guerra Fría, Trujillo fue un aliado importante contra el comunismo en el Caribe, hasta que Fidel Castro en enero de 1959 tomó el poder en Cuba.

Ahí los gringos cambiaron de política y empezaron a ver en Trujillo un obstáculo en la lucha contra Fidel y por evitar otra Cuba.

Quisieron sacarlo a la buena haciéndole diversas propuestas para no hacerlo por las malas. Pero Trujillo no era un hueso fácil de roer. El Jefe no podía entender cómo los gringos podían olvidarse de la noche a la mañana de su alianza con ellos durante 30 años. Se llenó de odio y rabia y decidió plantar cara y resistir.

Estaba decidido a morir en Santo Domingo. Entonces procedieron contra él. Fieles al criterio enarbolado como doctrina por el imperio inglés de que ellos no tienen amigos ni enemigos, sino intereses, se olvidaron del tiempo que les había servido de la mejor manera y procedieron a estimular y ayudar a los complotadores internos, hasta que el 30 de mayo de 1961, con sus conocimiento y anuencia, fue asesinado en la hoy llamada Avenida 30 de mayo o malecón de la capital.

Joaquín Balaguer inició su vida pública muy joven pronunciando encendidos discursos contra la ocupación norteamericana de 1916 que duró 8 años.

50 años después, en 1966, fue llevado al poder por las tropas norteamericanas que habían invadido el país en abril de 1965 para impedir el retorno del depuesto presidente Juan Bosch a la presidencia.

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Lo sostuvieron a sangre y fuego en el poder durante 12 años, pero cuando en 1978, quiso seguir, violentando la voluntad popular que claramente se había manifestado en favor del PRD, le dijeron con firmeza: no señor, ya está bueno, usted se va. Y se fue. O se tuvo que ir.

En 1986 los gringos apoyaron su retorno al poder, y en 1990, frente a un Juan Bosch declarado marxista y contrario a la política imperial norteamericana, lo apoyaron y bendijeron su fruade.

En 1994 cambiaron de bando. En el pleito entre Peña Gómez y Joaquín Balaguer, la Administración Clinton francamente se decantó por el moreno, amigo de ellos.

Por eso, se pudo acortar el período presidencial de Balaguer a dos años y celebrar elecciones en 1996. Esas elecciones se hicieron para Peña Gómez, pero las ganaron Leonel Fernández y el PLD.

A partir de entonces, como ya no había diferencias ideológicas notables y todos los partidos marchaban con ellos, no se metieron mucho en los procesos electorales. Para ellos daban igual Leonel, Hipólito o Danilo.

Eso cambió en 2020. Ahí decididamente jugaron en contra del PLD y Danilo Medina. El pecado de Danilo fue acercarse a China y arribar a acuerdos comerciales. Esa no se la perdonaron, y a la hora indicada, Trump y Pompeo, se movieron como ellos saben hacerlo y le allanaron el camino a Luis Abinader y el PRM.

Pero ahora gobiernan en Estados Unidos Joe Biden y el Partido Demócrata, y todo indica que tienen algunas diferencias con los que hoy dirigen la República Dominicana. Y han decidido desde muy temprano ponérselas difícil.

Los problemas hay que resolverlos, no agravarlos. Y no se resuelven con bravuconadas inútiles y poco beneficiosas. Se resuelven con una diplomacia inteligente y cauta.

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