Colaboración/elCorreo.do
PERSPECTIVA: En los corrillos políticos nacionales circula la especie de que se estaría fraguando un acuerdo congresual entre los partidos Revolucionario Moderno (PRM) y de la Liberación Dominicana (PLD) tendiente a formar mayoría en las Cámaras Legislativas cuando determinadas leyes especiales requieran de esa votación calificada o cualificada.
Cuando me enteré de esa supuesta tratativa solo atiné a decirle al informante: “no lo puedo creer”. Y en realidad no solo yo no lo puedo creer, sino que hablé con un par de dirigentes del PRM y ambos, por separado, se pusieron las manos en la cabeza en señal de preocupación, aunque enseguida lo pusieron en cuestionamiento.
El informante me proporcionó algunos detalles sobre el porqué del supuesto entendimiento, y uno de los argumentos es que la cómoda mayoría que hacen el PRM y la Fuerza del Pueblo, particularmente en el Senado de la República, a quien ha venido fortaleciendo es a Leonel Fernández, un probable candidato presidencial para las, aún distantes, elecciones de 2024.
Sin embargo, no es cierto que la conformación de mayoría entre dos partidos que fueron aliados en las pasadas elecciones esté favoreciendo en ninguno de ellos, sino a la gobernabilidad de la República Dominicana, que tanta falta le hace en momentos de tribulaciones.
Creo que si alguien se ha beneficiado—luego, obviamente, del interés nacional—es el Gobierno del presidente Luis Abinader, que ha podido contar con sus aliados circunstanciales para anteponer esa suprema finalidad nacional a la colocación de piedras en el camino, que es la intención del partido desplazado del poder.
Es cierto que en la política no se puede cerrar ninguna puerta, y que los enemigos de ahora pueden ser tus aliados de mañana y al revés. En todo caso, las circunstancias son las que determinan el accionar del momento.
Pero nadie puede llamarse a engaño de que en la agenda del PLD figura como primer asiento su deseo de que la administración Abinader fracase para montarse en la desgracia con miras al próximo proceso electoral.
Ya lo dijo el simulador que nos gobernó hasta agosto pasado: “Cuando la gente vea que se equivocó, va a comparar con lo que perdió. Y en esa comparación no hay otra decisión que no sea acudir a nosotros”.
La estrategia queda bien clara. Entonces ¿qué buscaría el PRM oxigenando a un adversario que le augura su fracaso?
Un dato que me aportaron es que como parte del entendimiento se llevaría como adjunta del Defensor del Pueblo a la esposa del actual presidente de la Cámara de Cuentas, Hugo Alvarez Pérez.
De ser cierto lo que se comenta, sería oportuno que lo revisaran, pues la clara intención del PLD es minar las buenas relaciones que existen entre las dos organizaciones que encabezaron la oposición que dio al traste con el predominio peledeísta en medio de la asfixiante atmósfera antidemocrática creada por Danilo Medina y su intento de vulnerar la Constitución para perpetuarse en el poder.
El PRM no puede caer en la trampa de entenderse con el PLD en ningún estamento, en razón de que el pueblo vería muy mal que el partido escogido para deshacerse de la formación morada está pactando con su opresor.
Insistimos en que las coyunturas pautan las acciones de los hombres de poder, pero al mismo tiempo hay pactos que de antemano se consideran contrarios a toda lógica.
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