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Ramón Alburquerque airea en público divergencias con Abinader por designación “porque eso no fue lo acordado”

Redacción/ElCorreo.do

SANTO DOMINGO: El dirigente del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Ramón Alburquerque, se convirtió este sábado en el primero que públicamente airea una divergencia por la designación en una posición que no aceptó porque “eso no fue lo acordado” con el presidente Luis Abinader.

El expresidente del Senado fue nombrado como Presidente Ejecutivo de la Empresa de Generación Hidroeléctrica Dominicana (EGEHID) mediante el artículo 42 del decreto 339-20, una posición existente.

La posición real es presidente del consejo, que ocupaba el dirigente perredeísta Rafael Suberví Bonilla.

El cargo ejecutivo lo ostenta el administrador general, donde fue designado Rafael Salazar con el artículo 43 del mismo decreto.

Se especula que el ingeniero Alburquerque habría conversado con el entonces presidente electo Abinader, para que se le designara al frente del Ministerio de Energía y Minas, donde fue colocado el ingeniero Antonio Almonte.

El rechazo al cargo fue hecho público por el ex presidente del Senado a través de su cuenta de Twitter, en el que expresó lo siguiente:

“A los amigos que nos felicitaron por la designación en la “presidencia ejecutiva” de la EGEHID pero sin funciones, agradezco sus palabras, les comunico que nunca acepté ya que no fue lo acordado y así como trabajo como nadie con lealtad exijo que se me cumpla”.

Otras renuncias históricas

El caso que presentamos es muy parecido al del ingeniero Alburquerque. Se produjo el 13 de marzo de 1969, teniendo como protagonista al señor Rubén de Lara Romero, quien había estado en la Dirección de la Cédula desde 1967.

El 13 de marzo de 1969, Lara Romero escribió una carta pública al presidente Balaguer, al que le criticó por no habérsele notificado por adelantado de su cancelación del cargo que ostentaba, por lo que le notificó su negativa a aceptar un nuevo cargo.

La carta decía así: “En la prensa de hoy he leído que usted ha emitido un decreto reemplazándome del cargo de Director General de la Cédula de Identificación Personal, el cual venía ejerciendo desde el inicio de su Gobierno, y al cual fui destinado por mi disposición de servir al país cuando mis aptitudes han sido necesitadas y por mi condición de luchador de muchos años en la causa del Partido Reformista.

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“También, y por el mismo medio, he quedado impuesto de que usted me ha nombrado en un cargo en la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores. Lamento mucho que al decidir mi traslado no me haya consultado.

“Era indispensable que se obtuviera mi consentimiento porque antes de aceptar cualquier posición, primero determinar si está de por medio el interés nacional o si es que se quiere moverme como pieza de un juego de ajedrez político.

“Esto último lo rechazo de plano porque no está de acuerdo con mis principios personales, ciudadanos y de leal miembro de mi Partido”.

Otro caso se produjo también en 1969, cuando el presidente Balaguer nombró al ginecólogo Gilberto Herrera Báez, como embajador, encargado de asuntos económicos de la Cancillería, en sustitución del doctor Manuel Guerrero Pou.

Sin embargo, inesperadamente el recién designado declaró a la prensa que no aceptaba el cargo porque no se le había consultado, aunque aclarando que seguía “siendo reformista”. Explicó que no debía aceptar el nuevo cargo y que prefería quedarse “fuera del Gobierno”.

“Al declinar formal e irrevocablemente la aceptación del puesto en Relaciones Exteriores, desearía que se dé constancia oficial y pública de que no desempeño cargo en su gobierno.

 

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