Redacción/El Correo
Las protestas por la suspensión de las elecciones municipales del pasado domingo han derivado hacia acciones que han ido acorralando el Gobierno de Danilo Medina, cuyos funcionarios dan la apariencia de no preocuparles, pero en privado se sienten desbordados.
Las que empezaron en la Plaza de las Banderas con una modesta presencia mayoritariamente joven, aumentó considerablemente luego de que agentes policiales lanzaran bombas lacrimógenas el martes, y se extendieron a otras ciudades.
Las demostraciones de inconformidad con los hechos acaecidos horas antes de iniciarse el proceso de votación desde han llegado a las ciudades de Puerto Plata, San Pedro de Macorís, Santiago, San Francisco de Macorís, Mao, San Cristóbal y otras donde la presencia es mayoritariamente de personas jóvenes que expresan su inconformidad con la crisis electoral, pero al mismo tiempo contra el Gobierno.
Durante la maratónica audiencia celebrada por el pleno de la Junta Central Electoral (JCE) con representantes de los partidos políticos, el presidente Julio César Castaños Guzmán dijo que tras la suspensión de las elecciones municipales por el problema de carga de boletas presentado en los equipos del voto automatizado, ha sentido una tristeza infinita, “que nunca antes en mi vida había sufrido”.
Sin embargo, de manera enfática expresó que el pleno no renunciará ante esta situación y que de la única forma que ellos salen de ahí antes de cumplir su mandato es a través de un juicio político.
“El país merece que la actual JCE concluya con el proceso que se llevará a cabo este año y la persona que no esté de acuerdo está en libertad de enjuiciarnos”, sostuvo.
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