Panorama económico del próximo Gobierno luce incierto y sombrío
Redacción/El Correo
Las próximas autoridades nacionales que se instalarán a partir del 16 de agosto venidero tendrán por delante el reto de vadear la difícil situación que representa el nivel de la deuda pública consolidada de República Dominicana, incluyendo la del sector público no financiero y la del Banco Central.
Según las proyecciones de egresos que tiene pendiente el gobierno central, los cálculos de este renglón sobrepasarán en un al porcentaje. De entrada pensemos en la cantidad de millones que habrá de erogarse para facilitar las celebraciones de las cuatro elecciones de este año.
El cálculo de cuatro comicios deviene de que las municipales de febrero fueron abortadas y su reposición de manera extraordinaria para el 15 de marzo,
En agenda están además las consultas legislativas y presidenciales del 17 de mayo, las que según el actual panorama político conducen a otra ronda de votación o segunda vuelta, si en ninguno de los nominados a encabezar el Poder Ejecutivo supera el 50% de los votos válidos emitidos.
La amenaza del cadenavirus es desde ya otra arista de gastos no previstos, para la adquisición de equipos, medicamentos indumentarias protectoras para los profesionales médicos y paramédicos.
La preocupación es válida si partimos de la realidad del compromiso de pago obligatorio del país sólo de su deuda externa, la que al primer trimestre del año pasado ascendía a US$42,077.2 millones, y ya en junio del mismo año se elevó a US$44,508.3 millones, es decir US$2,431.1 millones más.
Esta astronómica deuda revela que ya el país cruzó la raya del 50 por ciento (50.5%) del Producto Interno Bruto.
Una observación interesante es la de que al comparar el nivel de la deuda pública consolidada del primer semestre del 2018 con la de igual período de 2019, el aumento fue mayor, pasando de US$38,844.2 millones a US$44,508.3 millones, es decir US$5,664.1 millones.
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