Los Tabar nunca han comido “pendejá”: han dado ultimátum a Leonel y Abinader
Por Juan Acosta R.
Redacción/elCorreo.do
SANTO DOMINGO: Definitivamente, los Tabar son personas que, como dice un merengue del fallecido Luis “Días”, No comen pendejá. Al menos, así son Juan Bautista Rojas Tabar y Teófilo José Abrahán Tabar Manzur.
Ambos han emplazado a los presidentes Leonel Fernández y Luis Abinader, ante una situación que no estaban en disposición de continuar, si se actuaba contrario a su parecer.
El primer emplazamiento se produjo el 31 de octubre de 1996, en el despacho del Procurador General de la República, doctor Abel Rodríguez del Orbe, cuando se reactivó el tema de la desaparición (dos años antes) del profesor universitario Narciso González (Narcisazo), en mayo de 1994.
“Yo espero que el Señor Presidente de la República tome las medidas de lugar en este asunto. Se lo dije anoche, que tome las medidas de lugar en este sentido. O lo retiran a ellos (otros generales que no identificó) o yo me voy para mi casa hoy mismo”, dijo un tanto exaltado el titular castrense.
Quico Tabar
Ahora fue el afable hombre de Estado, Quico Tabar, al que una crónica de Diario Libre le atribuye haber expresado que “La Lotería se ha dedicado a hacer unos sorteos que no son de ella…, pero bajo esas condiciones yo no sigo un minuto más en esa institución, ¿celebrando sorteos? No, no, no, o se quitan los sorteos o al otro día yo me voy para mi casa”.
Agregó que esa es una actividad (la realización de sorteos utilizando los salones y el personal de la Lotería Nacional) “en la cual yo, personalmente, que me comprometí a estar ahí provisionalmente y se lo prometí al presidente (Luis Abinader)”, cree no es función de la institución.
En el texto de la información se afirmaba que “con la firmeza que le es característica en su vida pública, Teófilo (Quico) Tabar, defiende su decisión de terminar los contratos con la Federación Nacional de Bancas de Loterías (Fenabanca) mediante los cuales la institución que dirige realiza los sorteos de los productos que venden esas empresas.
“Su principal argumento es que esos contratos se firmaron sin la debida autorización del Poder Ejecutivo pues, ni hay poder especial ni decretos que lo determinaran, sino que fueron las decisiones particulares de los administradores pasados de la Lotería Nacional con los miembros de la Federación”, continuó.
El caso de Rojas Tabar
Previo a sus explosivas declaraciones en la Procuraduría, el general Rojas Tabar pidió autorización para presentarse ante Rodríguez del Orbe, a expresar su disposición de comparecer ante la jurisdicción correspondiente para reivindicar su inocencia ante los rumores que lo vinculaban con la desaparición de Narcisazo.
Su actitud fue aplaudida, ya que ejercía su derecho a la defensa, yendo donde su comandante en jefe a solicitarle autorización correspondiente, porque si lo involucraban a un crimen, lo correcto era dar la cara y colaborar con la justicia.
Dos días antes, el Procurador General, había declarado, respondiendo una pregunta de reporteros, que interrogaría “hasta al mismo Rojas Tabar, de ser necesario”, en el esfuerzo por esclarecer la desaparición del catedrático.
Ya en el despacho del procurador, el brigadier entregó a los reporteros una “carta pública”, dirigida “al Pueblo Dominicano en General”, no al que visitaba para esclarecer su situación.
En la misiva tampoco manifestó disposición de contribuir al esclarecimiento del crimen, de manera personal, institucional, como secretario de las Fuerzas Armadas.
Ese debió ser su contenido, partiendo de que el presidente Fernández había reiterado a la comunidad universitaria, su compromiso de establecer las responsabilidades correspondientes a la indicada desaparición, porque las versiones indicaban que fueron militares los responsables.
Incluso, el día de su desafortunada declaración, el Jefe de la Policía Nacional, dijo que cualquier miembro de la institución, “sin importar rango”, que fuera señalado en el caso, “yo mismo lo arrestaría y enviaría al juez de instrucción”.
Remataba su exposición agregando que “hasta yo mismo, si me señalan, voy donde el juez de instrucción”.
Estaba quillao
Por sus expresiones, se consideró que Rojas Tabar estaba “quillao” con lo dicho por el procurador y quería que el pueblo lo supiera, porque la prensa fue convocada y ésta respondió yendo masivamente a escucharlo.
Los periodistas abarrotaron el despacho de Rodríguez del Orbe, quien después de lo saludos protocolares los invitó a salir, pero el visitante pidió que permanecieran.
Y sin pensarlo dos veces o tal vez bien pensado y programado hizo el ultimátum a su superior inmediato, el Presidente de la República, abarcando también al Procurador General.
“Hay muchas personas interesadas en esto, es un asunto político también, y algunos generales y oficiales superiores. A su debido tiempo, el Señor Presidente de la República tendrá que disponer o de mi retiro o del retiro de ellos, porque yo no soporto esta vagabundería”.
La conminación continuó: “yo soy un hombre muy serio y aquí se va a acabar el relajo. O nos respetamos o no seguimos en este asunto. Yo espero que el Señor Presidente de la Republica tome las medidas de lugar en este asunto. Se lo dije anoche, que tome las medidas de lugar en este sentido. O los retiran a ellos o yo me voy para mi casa hoy mismo”.
Como si estuviera poseído por una rabia irrefrenada, le advirtió al procurador que debía investigar y establecer los responsables del crimen, “o de lo contrario lo haré yo mismo”.
¡Como se ve, los Tabar, verdaderamente, “!no comen pendejá!”.
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