Perspectiva

Las reformas de Luis Abinader

Por German Pérez

Colaboración/elCorreo.do

PERSPECTIVA: A pesar de la tozudez y ceguera absoluta de los principales partidos y líderes de la oposición, las reformas institucionales que se propone impulsar y aprobar vía congresual el presidente Luis Abinader, deben continuar su camino impertérrito hacia la consumación definitiva, porque de ellas se desprenden mejoras sustanciales en los ámbitos político, económico, social y judicial del pueblo dominicano. Además, nos sacudiría del marasmo negro o gris que nos abraza durante 60 años.

Resulta que esos jinetes del atraso y del populismo ciego, cimentan su accionar político, precisamente en la oscuridad, en las debilidades e ignorancia colectiva, para sacar provecho propio y para los suyos, despreciando a los dominicanos más desprotegidos de suerte y de fortuna. A ellos les parece muy bien que nuestra economía sea débil, nuestra educación pobre, nuestra salud moribunda, el transporte caótico, nuestro sistema judicial frágil, fangoso, infuncional y absolutamente desacreditado. Piensan que si la justicia funciona mal, a ellos y a los suyos les irá mucho mejor.

Pero olvidaron que el presidente Abinader, la dirigencia del PRM y el pueblo sano, sensato y progresista, creen y piensan diferente, y por ello propiciarán las 12 reformas prometidas al país, que son rotundamente necesarias para un mejor presente y futuro de la República Dominicana. Se hace necesario, pues, apoyar sin rodeos ni reservas la iniciativa presidencial de dotar al país de los instrumentos constitucionales, jurídicos y políticos modernos y desarrollistas, que hemos esperado por décadas.

 Sería atinado preguntarse de dónde sacan algunos líderes políticos opositores tanta envidia y ceguera espiritual para oponerse a esas necesarias reformas institucionales, precisamente despreciadas por ellos cuando pudieron ejecutarlas, para beneficio de la colectividad nacional. Pero no lo hicieron por los componentes de luz, independencia y bienestar que las mismas generarían para todos.

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Sin embargo, el presidente Luis Abinader y su equipo de gobierno con esta iniciativa formidable, se apartan del egoísmo, del oscurantismo opositor, abrazándose a los mejores deseos y propósitos de esta nación, que urge sacudirse del caos vial, en educación, en el mercado de hidrocarburos, en la producción, distribución y preservación del agua, en la seguridad social, en el espectro laboral, en el eléctrico, y en mismo vientre de la judicatura nacional.

Si se realizan, ahora, esos cambios sustanciales que propone apasionadamente el presidente de la República, y que se prevean duraderos, el país saldrá de ese atraso, de ese marasmo institucional sometido o ampliado consciente y perversamente por algunos de esos actores políticos, quienes hoy, como ayer, poco les importa el bienestar y progreso del pueblo dominicano. Antes se salieron con las suyas, pero hoy y mañana, serán derrotados por la luz de la esperanza y la mejor divisa futurista del pueblo dominicano.

Adelante presidente Abinader con sus reformas institucionales, que los mejores dominicanos, la mayoría le apoyamos, a todo pulmón y sin que nos pellizque la envida y nos atrofie el egoísmo secular o la pasión desmedida. No hay vuelta atrás, necesitamos esas reformas para insertarnos en la ruta del modernismo y del progreso colectivo.

Sé que usted lo hará sin titubeos, porque el temor no lo asusta, consciente de que el miedo es un atributo negativo que atañe solo a líderes, a gobernantes débiles, blandengues o de hojalata. Ni un paso atrás.

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