La seducción por el continuismo horacista de los “sastres del poder”
Del Editor/ ElCorreo.do
Perspectiva: Voces avaras, cicateras y roñosas se han levantado en medio del terrible drama de muertes y enfermos que viven los dominicanos por el COVID-19 para presagiar cataclismos.
Los “sastres del poder” procuran alentar una densa polvareda de opinión pública para enturbiar la visión de la nación respecto del compromiso ineludible de tributar nuestro voto a la democracia el próximo 5 de julio.
Sin el más mínimo rubor ya han ignorado las elecciones, su afán es justificar el continuismo reprensible y antidemocrático de un Gobierno del presidente Danilo Medina que debe irse el próximo 16 de agosto a las diez de la mañana.
Tejen ardides y chicanas seudo-constitucionales para negarles el derecho a los ciudadanos de cumplir con el voto cívico y fortalecer nuestra raigambre democrática.
El país debe estar atento. El tema ahora es las elecciones de 5 de julio. La Junta Central Electoral debe programar el calendario atendiendo a las especiales contingencias que nos acosan.
La Federación Internacional para los Sistemas Electorales (IFES) e IDEA Internacional han elaborado una guía que ha permitido que en países como Corea del Sur se celebren elecciones exitosas con la participación del 66% de la población.
La adopción de esas previsiones debe ser el tema, no prestar atención a voces de mal agüero acostumbradas a pescar en río revuelto.
Hay que hacer caso omiso a esas voces motivadas por los millonarios contratos públicos que el Gobierno les ha concedido para justificar lo injustificable.
El país ya los conoce, fueron los mentores de la reforma constitucional del 2015 que permitió la reelección del presidente Medina. Fueron los mentores de la fatídica Ley de Partidos Políticos que dividió al PLD. Fueron los mentores del cisma constitucional que llevó tanquetas de guerra al Congreso Nacional para defender con uñas y dientes una segunda reelección del gobernante.
De manera que su enérgico activismo en redes sociales y medios de comunicación no debe sorprender al más ingenuo en lides constitucionales.
Es una clase profesional indolente y carroñera que ha hecho zafra de los restos del fin de las ideologías y busca recoger su última zozobrar en el naufragio de la democracia.
Vendedores de pasado en copa nueva, apuran sus argumentos para retrotraernos a la fatídica encrucijada de 1928 cuando el caudillo Horacio Vásquez implantó una segunda reforma constitucional para perpetuarse en el “vuelve y vuelve”, acarreando una larga noche de sangre y dolor de treinta años.
La respuesta a este pretendido continuismo debe ser unísona: el 5 de julio, con Dios por delante, en República Dominicana salvaremos la democracia.
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