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La Santa Sede está «sorprendida» por las palabras de Pompeo sobre sus relaciones con China

Pompeo ya había sostenido anteriormente que la Iglesia católica pondría en riesgo su "autoridad moral" si renovaba el acuerdo con China que otorga al papa algún tipo de poder en el nombramiento de obispos chinos. Firmado en 2018, este acuerdo expira en octubre del 2020 y se espera que sea renovado.

SPUTNIK

CIUDAD DEL VATICANO.- La Santa Sede casi nunca se involucra en debates políticos ni deja entrever su reacción negativa a este o aquel funcionario estatal. Sin embargo, el Secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, hizo todo lo posible para enojar a la Santa Sede, considera Stanislav Stremidlovski, especialista ruso en relaciones chino-vaticanas.

El Vaticano rechazó la solicitud de Mike Pompeo de mantener una audiencia con el Papa Francisco. El motivo es la norma que impide al sumo pontífice aceptar a figuras políticas de cara a las elecciones nacionales.

El 30 de septiembre Pompeo repitió sus advertencias durante un evento organizado por la embajada de EEUU ante la Santa Sede.

«En ningún lugar se ataca tanto la libertad religiosa como dentro de China a día de hoy. Eso es porque, como en todos los regímenes comunistas, el Partido Comunista chino es considerado como la máxima autoridad moral», aseveró el diplomático estadounidense.

La reacción del Vaticano no se hizo esperar. El cardenal Pietro Parolin y el arzobispo Paul Gallagher calificaron las declaraciones de Pompeo de «sorpresa» para ellos. Además, afirmaron a Reuters que las críticas del secretario de Estado tenían fines políticos en EEUU.

A su vez, Parolin destacó que el acuerdo entre el Vaticano y China «es un asunto que no tiene nada que ver con la política estadounidense. Este es un asunto entre las Iglesias y no debe ser usado para este tipo de fines».

Los comentarios de Parolin y Gallagher no tienen precedentes en la historia de la diplomacia del Vaticano, considera el especialista ruso en la Iglesia católica de Roma Stanislav Stremidlovski.

«La Santa Sede casi nunca se involucra en debates políticos ni deja entrever su reacción negativa a este o aquel funcionario estatal. Es una situación sin precedentes en las relaciones del Vaticano con EEUU (…) La crítica de Pompeo fue tratada de una manera muy negativa como una interferencia en los asuntos de la Santa Sede. Como una manifestación de las ambiciones imperiales de Washington», aseveró.

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Stremidlovski agregó que las declaraciones pronunciadas por Pompeo el 30 de septiembre en Roma pueden ser consideradas como «el segundo paso público que humilla al Vaticano». No obstante, el ruso discrepa con los clérigos acerca de que así Pompeo intentaba ganar puntos en la campaña presidencial de Donald Trump.

«Esta opinión es controvertida. Es poco probable que tal grosería hacia la Santa Sede pueda darle algunos votos a Donald Trump. Además, con esa descarada actitud desde el Departamento de Estado, Washington solo ha reforzado la intención del Vaticano de buscar progresar en las relaciones con China», concluyó.

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