Colaboración/Elcorreo.do
PERSPECTIVA: Después de su triunfo el 20 de diciembre de 1962, el profesor Juan Bosch viajó para los Estados Unidos y Europa. En EU se entrevistó con el presidente John F. Kennedy. También con su amigo, el ex presidente Joaquín Balaguer. No hay muchos detalles sobre esa entrevista, pero se sabe que lo invitó a volver al país. Balaguer vivía como exiliado en Nueva York a raíz de cuando hubo de abandonar la Presidencia de la República en enero de 1962 y aislarse en la Nunciatura Apostólica. Bosch le dijo que dejaba a su elección la fecha en que quisiera volver. Balaguer, sin embargo, no volvió. Me atrevo a conjeturar que con ese amplio conocimiento que Balaguer tenía sobre el Estado y las diferentes fuerzas poderosas que operaban en la sociedad dominicana, olfateaba que en cualquier momento el gobierno de Bosch podía ser derrocado, como efectivamente ocurrió sólo siete meses después de instalarse. Tal vez prefirió esperar a que las turbias aguas se aclararan.
De los Estados Unidos, salió el 27 de enero a bordo del trasatlántico Leonardo Da Vinci hacia Europa. Visitó Italia, Alemania, Suiza, Francia, Holanda y Gran Bretaña, y en todos esos países se reunió con inversionistas y les explicó las ventajas que les ofrece la República Dominicana para sus inversiones.
En Francia tuvo el honor de reunirse con el presidente Charles de Gaulle, héroe de la Segunda Guerra Mundial, en Alemania con el canciller Konrad Adenauer, y en Inglaterra con el primer ministro Harold MacMillan.
Pero mientras Juan Bosch viajaba por Estados Unidos y Europa buscando inversionistas y haciendo contactos con presidentes de esas grandes naciones para abrir la República Dominicana al mundo, en el país avanzaban planes conspirativos para impedir la instalación de su gobierno.
II
El 28 de diciembre, apenas una semana después de las elecciones, ocurrió un hecho sin precedente en la historia dominicana. Fue la matanza de Palma Sola. Para muchos esa matanza, más que un hecho fortuito, fue parte de todo el andamiaje conspirativo que se vivía entonces. No eran pocos los poderosos reacios a que Bosch se juramentara como presidente. Otros entendían que si no podían impedir su juramentación debían, cuando las condiciones fuesen favorables, derrocarlo.
En San Juan de la Maguana existía una secta religiosa que practicaba la hechicería. Fundada por «papá Liborio Mateo», sus miembros adquirieron notoriedad por su eficiencia en la lucha contra la ocupación norteamericana de 1916. Pero «papá Liborio», como muchos otros, fue asesinado por las tropas interventoras, y su cadáver, a modo de ejemplo, fue expuesto en el parque central de San Juan de la Maguana.
Años después, en plena dictadura, dos hermanos, los mellizos Rodríguez Ventura, retomaron los ritos de papá Liborio. Se reubicaron en un lejano lugar de las montañas de San Juan llamado Palma Sola. Pronto adquirieron un auge tremendo. De todas partes llegaban personas a Palma Sola a conocer a los mellizos y a participar en sus ritos.
Muchas leyendas se tejían en torno a ellos y sus ritos. Ante tantas rumores el Consejo de Estado decidió acabar con esa comunidad. Antonio Imbert Barrera, miembro del Consejo de Estado, y el jefe de la Policía Nacional, general Belisario Peguero, en una ocasión, volaron a la zona, y usando altavoces ordenaron a los campesinos abandonar el lugar.
Como los campesinos no obedecieron la orden, el 28 de diciembre se presentó al lugar un contingente de tropas mixtas comandado por el general Miguel F. Rodríguez Reyes, y lo que sucedió a partir de ahí fue una horrible matanza. Decenas, aunque para algunos centenares, de campesinos fueron asesinados, y más de 600 fueron heridos y apresados.
Misteriosamente el general Rodríguez Reyes cayó asesinado. Siendo el comandante de las tropas, fue el único de parte del gobierno que las balas alcanzaron, aunque sí hubo heridos de machetazos y palos como fue el caso, incluso, del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, que era parte de la misión.
III
¿Quién asesinó al general Rodríguez Reyes?
El gobierno culpó a los campesinos. Pero pocos creyeron en esa versión. En la que sí creyó muchas personas fue en la que señalaba que su muerte fue un hecho político destinado a evitar que el profesor Bosch lo designara como jefe de las Fuerzas Armadas.
Juan Bosch tenía un elevado concepto de él como oficial correcto, honesto, con condiciones de líder y contrario a los golpes de Estado, muy de moda en ese tiempo. Fuentes bien enteradas aseguraban que sería designado como Ministro de las Fuerzas Armadas.
Esa posible designación preocupaba a los enemigos de Bosch. La veían como un estorbo para el pretendido golpe de Estado. Y tal vez, estaban en lo cierto. Con el general Rodríguez Reyes al frente de los cuerpos armados hubiese sido muy difícil dar el golpe de Estado que se produjo la madrugada del 25 de septiembre.
Casi todos los autores consultados conectan la muerte misteriosa del general Rodríguez Reyes a la conspiración contra Bosch. Pero leamos a Nicolás Silfa, que en la página 154, tomo III, de su libro, Traición y exilio, expresa:
«Se decía, por fuentes muy autorizadas, que el general Miguel F. Rodríguez Reyes iba a ser designado por el presidente Bosch ministro de las Fuerzas Armadas. Rodríguez Reyes era uno de los militares más honestos y pundonorosos del país. El mismo profesor Bosch, cuando se refería al general Rodríguez Reyes decía: «Es el único entre los generales que tiene condiciones de líder». Su probable nombramiento para el más alto puesto de las Fuerzas Armadas despertó preocupación entre los grupos de presión que preparaban la asonada cívico-militar contra el nuevo mandatario. Y fueron éstos los que enviaron al general Rodríguez Reyes al matadero conocido posteriormente por «el Palmasolazo».
Hoy, tantos años después, permanecen muchas conjeturas, y una es la siguiente: si en vez de morir en Palma Sola, hubiese estado al frente de las Fuerzas Armadas en el gobierno de Bosch, ¿hubiesen podido los golpistas, militares y civiles, conspirar a sus anchas y sin ningún obstáculo, y derrocar el gobierno aquella fatídica madrugada del 25 de septiembre?
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