Editorial

Energía frente a los asaltos a bancos

La rápida solución de los dos recientes asaltos a bancos ocurridos en la capital y en Santiago lleva tranquilidad a la sociedad dominicana, que se ha sentido alarmada por ambos hechos delictivos que no son frecuentes en el catálogo de los delincuentes.

En principio, la Policía Nacional tiene el deber de detener a los presuntos delincuentes y entregarlos al Ministerio Público para que se instrumenten los expedientes que tramitan ante la justicia y que esta haga su papel.

Eso es elemental en un régimen de derechos como el que impera en la República Dominicana.

Ahora bien, no siempre sucede así, pues por alguna razón que solo conocen los perseguidos, estos deciden enfrentarse a las fuerzas del orden, donde casi siempre el desenlace es la muerte de delincuentes.

Estos intercambios siempre generan suspicacias y producen interrogantes en la sociedad, sobre todo en los medios de comunicación, donde abundan las teorías sobre la supuesta fabricación de los enfrentamientos.

Estamos en presencia de una incredulidad que es amplificada por comunicadores casi siempre irresponsables que se explayan en lucubraciones sin base para poner entredicho las acciones de las autoridades.

¿Qué hacer para que esas acciones puedan ser creíbles? ¿Deben los agentes actuantes dejar que uno o varios compañeros caigan hechos o muertos para que se admita que los enfrentamientos son reales y no una pantomima?

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Es una auténtica encrucijada, pues los críticos de las acciones policiales son, al mismo tiempo, los más fieros reclamantes de que las autoridades enfrenten la delincuencia.

En este casi de los recientes asaltos, la ciudadanía ha sido vehemente en el reclamo para que se pongan en marcha mecanismos que hagan más seguras las visitas a los bancos, las cuales se producen por miles cada día en el sistema bancario en todo el territorio nacional.

Es decir, cuando un ciudadano ingresa a un banco a realizar su diligencia bancaria, quiere que su permanencia allí no corra ningún peligro. Eso solo se logra con la puesta en marcha de protocolos de seguridad que respondan a esas expectativas de los ciudadanos.

Los asaltos bancarios no son eventos que se registren todos los días en ninguna sociedad, y la nuestra no es la excepción.

De modo que la respuesta de las autoridades a esos hechos no puede ser la contemplación ni la excusa. La Policía Nacional que cumpla con su deber, siempre observando el comedimiento necesario, pero con energía.

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