Redacción/ ElCorreo.do
SANTO DOMINGO: El presidente Danilo Medina acaba de echar del Gobierno a casi una decena de funcionarios del Instituto Nacional de Atención a la Primera Infancia (INAIPI) vinculados con un escándalo de coimas y corrupción en contrataciones públicas.
El vendaval se llevó a la titular del organismo infantil, Berlinesa Franco (viuda del fenecido Juan de los Santos y dama del estrecho círculo del mandatario), quien renunció admitiendo que se había inobservado las normativas de la Ley 340-06 en la contratación de kits médicos hecha por la institución.
Es uno de los pocos casos que a casi ocho años de gobierno, el presidente Medina reacciona ante las incesantes críticas de la opinión pública.
Pero también es un intento del mandatario de recuperar la credibilidad defenestrada de su Gobierno, en medio de múltiples escándalos de tráfico de influencia y corrupción administrativa en la adjudicación de los concursos para el COVID-19.
La sociedad expectante ha visto con indignación la práctica carroñera de personeros de su Gobierno tratando de lucrarse del dolor del pueblo dominicano en medio de la pandemia del coronavirus.
Sin embargo, pese a que se revocaron las adjudicaciones de contratos por más de RD$2,000 millones en el Servicio Nacional de la Salud (SNS), no hubo una sanción a una tentativa que no se consumó por la rápida intervención de la opinión pública, muy especialmente de las redes sociales y de ElCorreo.do que dieron la voz de alerta.
La señal del Presidente con la destitución de los funcionarios del INAIPI es plausible y amaina el clamor social de justicia, pero si el mandatario quiere recuperar la credibilidad de su gestión tendrá que mudar su gobierno a casa de cristal.
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