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El peso RD sigue golpeado por el dólar; la moneda nacional cada vez puede comprar menos

Redacción/ElCorreo.do

SANTO DOMINGO: La tasa del dólar ha continuado su tendencia al alza en el mercando cambiario, rondando ya los sesenta pesos, una pérdida de valor de la moneda nacional que impacta severamente en el nivel de precio de todos los productos y servicios finales.

Una estimación histórica determina que desde la administración del presidente Leonel Fernández a la fecha, la divisa estadounidense ha aumentado casi 20 puntos, el doble del incremento entre la gestión del presidente Salvador Jorge Blanco que terminó en 1986, a agosto de 2012.

Pariendo del anterior cálculo, ha sido el incremento mayor en los últimos 34 años, con excepción del breve período en que el peso dominicano fue severamente golpeado por la desvalorización  durante el Gobierno del presidente Hipólito Mejía entre parte de 2003 hasta su salida del poder en 2004.

En este sentido, el economista Miguel Ceara Hatton expresa que “desafortunadamente, el tipo de cambio sigue subiendo por 16 días consecutivos por encima del máximo alcanzado desde 1947”, partiendo que la tasa de cambio (spot) es de RD$58.0719, acumulando una devaluación anual de 14.27%.

La pérdida de valor del peso frente al dólar ha sido sistemática en lo que va de 2020, conjugándose una serie de factores que van desde la especulación hasta la incertidumbre por el proceso electoral en curso.

Sin embargo, algunos economistas consideran que el incremento obedece a una estrategia de ir dejando que el dólar se deslice paulatinamente como han aconsejado algunos asesores del Gobierno, supuestamente para darle mayor competitividad al sector externo de la economía dominicana, valer decir, turismo, remesas y exportaciones.

Pero, cuando el peso se desvaloriza frente al dólar u otras divisas convertibles, esa variable impacta de manera determinante en el nivel de precios y afecta a los consumidores de bienes cuyo costo se expresa en la moneda estadounidense.

En ese sentido, la importancia de mantener estable la moneda para cualquier país de economías dependientes se debe a que las variaciones a la depreciación determinan la pérdida del poder adquisitivo y el empobrecimiento de la población.

Durante este año, cuando se esperaba una recuperación del sector turístico como resultado de las medidas del Gobierno en cuanto a la seguridad de los visitantes extranjeros, todo se vino abajo con la llegada de la pandemia del nuevo coronavirus.

Podría alegarse que la calamidad no ha sido exclusiva de República Dominicana, sino “una recesión tan aguda como durante la crisis financiera mundial o peor”, como describió recientemente la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva.

Según informa regularmente el Banco Central de la República Dominicana, ha enfrentado de manera sostenida la depreciación no programada de la moneda nacional mediante inyecciones de divisas al mercado, además de otras medidas, como la reducción de su tasa de política monetaria en un punto porcentual, al bajarla de 4.50% a 3.50%.

Aunque se suponía que estas medidas conllevarían indirectamente a influir positivamente en la actividad económica, la producción y el empleo, el cambio de las condiciones han llevado a las autoridades a ensayar nuevas formas correctoras de la actual resaca comercial y financiera.

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El 3 de marzo el Banco Central informó que desde inicios del 2020 había desplegado una estrategia de intervenciones cambiarias a través de su Plataforma Electrónica de Negociación de Divisas, inyectando al sistema más de US$700 millones en lo que va de año.

Luego (exactamente 20 días después) emitió un comunicado en el que declara que su objetivo “es claramente mantener niveles adecuados de liquidez en moneda extranjera”, con el propósito de garantizar la certidumbre a los agentes económicos y del público en general”.

También informó que al cierre de 2019 logró acumular reservas internacionales “en niveles óptimos históricos”, lo cual le ha permitido “participar activamente en el mercado cambiario desde inicios del año en curso”.

Esa participación en el mercado cambiario se ha realizado, dijo la entidad oficial, “inyectando divisas mediante las instituciones de intermediación financiera que en términos brutos superan los US$1,058 millones”.

Pese a no observase cambios repentinos y bruscos en la tasa de cambio, se percibe el deslizamiento sostenido hacia la desvalorización del peso dominicano.

Siempre conforme con las estadísticas publicadas por el Banco Central, el organismo mantiene reservas internacionales nets que al 26 de marzo ascendían a US$9,359.1 millones.

¿Devaluación o depreciación?

En ocasiones en forma indistinta los medios de comunicación se refieren a los conceptos monetarios de devaluación y depreciación como sinónimos, por tratarse en ambos casos de expresiones de pérdida de valor de una moneda local frente a otra extranjera que opera en la modalidad de divisa; pero resulta que en realidad los términos no son idénticos.

El término depreciación se usa en un esquema de flotación libre del tipo de cambio, donde éste es determinado por la interacción de la oferta y la demanda en el mercado.

La devaluación se usa en un esquema donde el Gobierno fija el tipo de cambio y anuncia que su valor pasará de uno a otro más elevado.

La devaluación acontece cuando existe un tipo de cambio fijo como modelo, donde las autoridades públicas determinan que el valor de la moneda será menor a partir de cierto momento respecto a una divisa, que en el caso dominicano es el dólar.

Mientras, la depreciación se produce en el escenario de un modelo cambiario de libre flotación, en el que las fuerzas del mercado, compuesta por la oferta y la demanda, establecen el precio de la tasa de cambio del signo monetario del país.

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